El diario británico Daily Mail la calificó como una “tendencia adolescente caracterizada por la depresión, autolesión y el suicidio”, y The New York Times la describió como una “subcultura producto de las redes sociales de la internet”.
Según el sociólogo Bolívar Franco, la subcultura emo “no es un movimiento en el que se comparten ideologías y discursos”.
Es, más bien, “una moda que no pasa de ser una rebeldía momentánea producto de la edad de sus seguidores”, sostiene.
La subcultura emo tiene sus raíces en lo que empezó como un género musical hace más de dos décadas, y desde entonces se ha ido ampliando hasta convertirse en una actitud y una declaración de moda que ha encontrado una casa espiritual en las redes sociales de la internet como MySpace y Facebook.
Según el artículo “Emo on the web: Exploring a subculture”, publicado en The New York Times, el movimiento emo se originó de la escena punk de Washington (Estados Unidos) a mediados de la década de 1980, tomando su nombre de la música que fue descrita como emotiva.
Aldrix Cerrud, mánager de una banda emo en Panamá, asegura que “el emo era un estilo de música underground, no comercial. Viene del punk y se subdivide en emo-punk, por contener letras de amor”.
