Tener a un familiar cercano en cama internado en un hospital como consecuencia de alguna enfermedad es muy diferente a tenerlo en casa.
Estando en el hospital la atención de los familiares se centra en la recuperación del ser querido y en los costos de la atención médica. Mientras en casa, el o los parientes deben organizar un plan de cuidado para cubrir las necesidades del enfermo, sin afectar drásticamente su rutina diaria.
Según el geriatra Donatelo Mendoza, lo primero que hay que hacer es establecer qué tipos de cuidados necesita el paciente y cómo atenderlo sin descuidar otras obligaciones en el hogar, en el trabajo, etc.
Estas preguntas, dice el especialista, ayudarán a la persona a discernir si necesita los servicios de un cuidador. "Hay quienes deciden hacerse cargo aunque saben que no cuentan con las facilidades", expresa.
Durante las primeras semanas todo marcha bien, pero si la condición del paciente no mejora y los días siguen avanzando el pariente cuidador puede empezar a sentir un sentimiento de frustración. Se ve saturado de obligaciones, se hace presente el desgaste mental y físico, no se siente dueño de su tiempo y se haya impotente ante la presión de la dependencia del paciente.
"Estos sentimientos no tienen que ver con el amor que el cuidador le tenga al enfermo, simplemente es una reacción al cambio brusco que ha dado su vida", aclara el médico.
BENEFICIO DE AMBAS PARTES
La doctora Hernestina M. Castillo asegura que una forma de evitar que se cree una situación como la antes descritas es elaborando una rutina diaria de atención que puede modificarse según las circunstancias.
Este plan iniciaría con la higiene del paciente. Si no puede levantarse, dos personas deben asearlo estando en cama.
Cambiar las sábanas con periodicidad, más cuando el enfermo sufre de incontinencia.
Establecer horarios de comidas y tener en cuenta que el enfermo por lo general no desea comer así que es necesario prepararle platillos atractivos, ligeros y nutritivos.
Es importante hablarle constantemente para que se sienta confortable. Y si es una persona mayor, velar porque esté bien presentable (ropa, cabello, etc.) a la hora de recibir una visita. El no hacerlo le podría provocar una depresión.
Junto a la cama es recomendable tener una mesita con un vaso de agua para que el enfermo pueda calmar su sed cuando desee. Los medicamentos nunca deberán dejarse al alcance de ellos, especialmente si se trata de niños o personas muy mayores, que podrían tener la tentación de tomar una dosis extra para aliviar sus dolores.
FICHA TÉCNICA
CONSEJOS BÁSICOS
En caso de que el enfermo se pueda levantar, la habitación deberá contar con una butaca cómoda y un orinal.
Si se trata de un niño, hay que instalar en su habitación luces nocturnas y un timbre para poder estar siempre alerta a sus llamadas.
Si el paciente ha de permanecer mucho tiempo en cama, sería conveniente utilizar protectores de piel de cordero o almohadillas gomaespuma, con el fin de evitar posibles úlceras en las zonas de mayor riesgo como nalgas, talones o codos. oTambién hay que cambiarlo de posición con regularidad.

