Con un aviso de no portar cámaras, grabadoras de mano, ni videograbadoras, comenzaba el tour por el museo de Robert Nesta Marley, mejor conocido como Bob Marley en la calle 56 Hope de Kingston, Jamaica.
Los visitantes estaban ansiosos por conocer más de la vida del ídolo jamaiquino, mientras una joven que adornaba su cabeza con trenzas rasta o dreadlocks guiaba al grupo y contaba la historia del cantante, que nació en Nine Mile, al norte de la isla.
Nadine McKenzie -como se llama la joven- tiene ocho años de guiar a las personas por el mundo de Marley, y de dar a conocer la filosofía que éste seguía y el significado de sus canciones. Ella nació en una familia que sigue el movimiento rastafari.
Varias imágenes de su grupo The Wailers y de la familia que formó el cantante con su esposa Rita Marley, corista de la agrupación I-Three, adornan las paredes de la entrada principal del museo, y en una esquina está estacionado su viejo Land Rover Truck 1976.
Luego de mostrar la estatua de Marley con su guitarra -en la entrada de la Tuff Gong International, como se conocía su residencia-, el grupo de visitantes se adentra a la casa en la que el artista vivió, compuso y grabó discos de tono espiritual y social como Uprising, Confrontation y Survival, y en donde crecieron los hijos que tuvo con su esposa Rita.
En cada cuarto donde la guía mostraba los discos, periódicos y vestimenta que utilizaba el llamado ‘Rey del Reggae’, hacía un alto para cantar extractos de algunos de sus éxitos.
Un holograma de 5 pies y 6 pulgadas (cerca de 1.70 metro) mostraba la imagen del músico cantando y en el fondo un telón con el dibujo de Haile Selassie, emperador de Etiopía, quien impulsó el movimiento rastafari y que era considerado el Jesucristo reencarnado.
El recorrido continuaba y Nadine contaba anécdotas de cuando Marley decidió componer dos canciones para sus vecinos con los que no tenía muy buena relación, o del concierto más grande que hizo el cantante en Milán, Italia, donde asistieron más de 186 mil personas.
Desde uno de los cuartos del primer alto de la casa, se ve uno de los lugares favoritos del músico jamaiquino: un árbol de mango donde se sentaba a fumar un cigarrillo de mariguana.
La brisa cierra suavemente la puerta de la habitación. Los turistas prefieren pensar que es el espíritu de Marley que está presente en el lugar.
La guía muestra el cuarto donde dormía Marley y el lugar donde unos desconocidos atentaron contra su vida, y lo hirieron a él, a su esposa, y a su mánager, Don Taylor.
El recorrido terminó en una sala de cine ubicada en la parte posterior de la residencia, donde se muestra un video de Marley contando su historia y hablando de sus creencias. Nadine culmina la gira. Se voltea, mira a los visitantes y se despide con la frase: “One love”.

