Pueden ser desagradables y molestos para muchas personas, pero los insectos que habitan en los cuerpos de agua tienen una importante función ecológica. Algunos constituyen un eslabón que une el bosque ripario (cordón de árboles que se encuentran a las orillas del río) con el resto de las cadenas tróficas.
Al alimentarse de la materia del bosque o de lo que caiga en el agua, los insectos transforman la energía química proveniente del alimento en tejido (su cuerpo), que es aprovechado por otros animales.
Además, sus poblaciones proveen al hombre de información valiosa sobre la calidad del agua, pero esto es más difícil si no se conocen los requerimientos que tienen estas especies para vivir y cómo se distribuyen en distintos microhábitats.
Algunos de estos organismos son sensibles a las pertubaciones de su hábitat. Si se arrojan desperdicios o sustancias tóxicas en los ríos o quebradas, se alteran las condiciones normales del ecosistema acuático, y se afectan aquellos que son sensibles. Por el contrario, aumentan en número los que son más tolerantes a la contaminación, explica la entomóloga e investigadora Aydee Cornejo.
HALLAZGOS DE UN ESTUDIO
Actualmente, un grupo de científicos nacionales e internacionales lleva a cabo un proyecto de investigación sobre la entomofauna acuática del Parque Nacional Altos de Campana (PNAC). Este es financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), y se desarrolla en los laboratorios del Instituto Smithsonian y del Instituto de Investigaciones Científicas Avanzadas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat), con el apoyo de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam).
"La selección del PNAC para la realización de este estudio la fundamentamos en su cercanía a la capital y en la gran importancia que tiene para el mantenimiento de las nacientes de los ríos Capira, Perequeté y Sajalices, que desembocan en la bahía de Chame, y el río Trinidad, que desemboca en el lago Gatún, y que es de vital importancia para la cuenca del Canal", señala Cornejo, quien fue la que presentó esta propuesta a Senacyt.
El proyecto tiene dos objetivos principales: conocer más sobre las características ecológicas de los insectos que habitan en los ríos dentro del parque, y compilar la información para levantar colecciones de referencias de insectos acuáticos, que sean accesibles al público para estudios posteriores, así como confeccionar una guía ilustrada (clave) de los insectos acuáticos del PNAC.
El trabajo comenzó en junio de 2005, luego de que el proyecto fuera aprobado por Senacyt, pero se inició formalmente en enero de este año, cuando se tomaron las primeras muestras.
Participan como co-investigadores Luz Boyero, ecóloga de ríos y Mathieu Rapp, quien es el ilustrador científico de la clave, y considera que "más allá del siglo XXI, el arte seguirá teniendo un importante papel en la divulgación de la ciencia".
Además, cuatro estudiantes de licenciatura y de maestría están trabajando en el proyecto para hacer sus tesis. Ellos son Yaritza González y Greicy Cabarcas, de la Escuela de Biología de la Universidad de Panamá; Roderick Chirú, de la Escuela de Química de la Universidad de Panamá y Ronald Sánchez, del Programa Centroamericano de Maestría en Entomología de la Universidad de Panamá.
"Todos los ríos que estamos estudiando nacen dentro del parque, a excepción del proyecto de tesis de maestría que desarrolla Ronald, en donde también estudia insectos en ríos fuera de este. Lo que él trata de hacer es medir en qué forma se va degradando la calidad del agua, en la medida que va poblándose el entorno, o cuando hay algunas actividades en el curso del río aguas abajo", comenta Cornejo.
"Hemos visto que conforme el agua corre hacia abajo, se inicia un proceso de degradación de la calidad del agua y es posible que esta sea producto del vertimiento de aguas jabonosas y residuales, según los resultados que hemos obtenido de los análisis físico-químicos realizados, y esto a su vez se ve reflejado en las comunidades de insectos acuáticos que allí habitan", dice Sánchez.
En el recorrido del río Capira apunta Cornejo, han detectado una porqueriza y una gallinera. La gallinera, dice, presenta una tubería de desagüe que va a dar directamente al río Capira, justo antes de un balneario. "En el caso de la porqueriza, fuimos testigos un día que estábamos muestreando, de un camión que se aproximó a la orilla del río a lavar el vagón que contenía excretas de este animal. Cosas como esas contribuyen a que se vayan degradando los cuerpos de agua y eso se ve reflejado en la comunidad de los bichitos acuáticos. Justamente los resultados de Ronald están demostrando esto", añade.
En agosto los científicos terminaron de recolectar las muestras y por ahora han contabilizado 26 mil 612 individuos que aún están separando y analizando. La especie más grande hallada es del orden Megaloptera y la más pequeña pertenece al orden Trichoptera.
Hasta ahora, han hecho un hallazgo importante: tres reportes nuevos para Panamá dentro de los órdenes Odonata, Megaloptera y Trichoptera.
"Esperamos que el próximo año todos los estudiantes hayan sometido sus trabajos de tesis para comenzar con la publicación de la información", dice Cornejo.






