“El que no tiene de esos vestidos y esas polleras, no es santeño”, dice Bella Herminda, creadora de la pollera ganadora de la Feria Nacional de Artesanías, en agosto pasado.
Doña Bella, oriunda de San José de Las Tablas, se refiere a los vestidos típicos estilizados, esos que llevan algunas de las labores que adornan a la pollera en su totalidad.
Confeccionar uno de estos trajes puede llevar de tres a cuatro meses, a diferencia de una pollera, que tarda de ocho a nueve meses.
Hablando de tiempo, una hora aproximadamente es lo que tarda una mujer en vestirse con el traje típico completo, incluyendo tembleques y prendas. Tal vez esta sea una de las razones por las que las mujeres que quieran lucir un traje típico en alguna fiesta, opten por un ajuar estilizado.
Otra razón puede ser la diferencia de precio. Una pollera, comenta doña Bella, cuesta más de 4 mil dólares. Esto dependiendo del tipo de labor que lleve: zurcido, calado o marcado, y sin contar la enagua.
Mientras que un traje, una chambra o una camisilla cuestan alrededor de 400 dólares. Este precio también depende del tipo de labor.
Un vestido bien elaborado, como los que usan las reinas en los carnavales puede costar 2 mil dólares.
En esto coinciden las artesanas Didia Vergara y Dalis Sunilda Villarreal. Hacerlo con trencilla de tienda puede ser más económico, comenta Villarreal, “pero no queda tan bonito”.
El material con que se confeccionan los vestidos es holán de hilo y madejas de DMC, detallan.

