Un equipo de arqueólogos ha descubierto una pequeña gema con un meticuloso grabado de Alejandro Magno (356-323 a.C.) en una de sus caras, en excavaciones realizadas en la antigua ciudad de Dor, en la costa del actual Israel.
“A pesar de su tamaño diminuto -la piedra es de menos de un centímetro de alto y la mitad de ancho- el tallador fue capaz de imprimir el rostro de Alejandro sin omitir casi ningún rasgo”.
En tanto, recientemente en Grecia otros arqueólogos realizaron excavaciones en el lugar de nacimiento de Magno, y hallaron armas y ornamentos de oro que pertenecían a guerreros.
Revelaron así la presencia de 50 tumbas de guerreros del siglo VI antes de Cristo. Sus ojos, bocas y pechos estaban cubiertos por láminas de oro decoradas con imágenes de animales que simbolizaban el poder real.
