La población civil, e incluso algunos médicos de primera atención, necesitan educarse más sobre cómo deben ser atendidos los niños con asma. Así lo dejó ver la neumóloga pediátrica Jennifer Wittgren, quien expresó que lo más importante es tener claro el nivel de seguridad que tienen los medicamentos que existen en el mercado para el tratamiento de esta enfermedad crónica, que afecta las vías respiratorias.
Por ejemplo, entre los tratamientos está Singulair, uno de los medicamentos orales más seguros. Sin embargo, Wittgren y el neumólogo César E. Rojas coinciden en que su efecto antiinflamatorio es poco, por esto solo se recomienda a personas con asma leve y rinitis alérgicas.
Incluso, aclara la doctora, no está indicado como terapia única en personas con asma persistente moderada, ni severa.
Por otro lado, están los corticoides inhalados en dosis intermedias y altas —que aunque son considerados tratamientos de primera línea— se ha comprobado que pueden disminuir a un centímetro la talla de crecimiento del niño, en comparación con otros que son asmáticos y reciben otros tratamientos.
Wittgren asegura que los beneficios que se reciben de los corticoides superan con creces los posibles riesgos que se presenten. "En estos casos siempre digo: talla baja no mata, el asma sí".
Ahora, para disminuir un poco los riesgos de talla baja —mencionan Wittgren y Rojas— se espera estabilizar al paciente, para luego reducir la dosis del corticoide, la cual se sabe, no afecta el crecimiento.
Advierte Wittgren que los broncodilatadores de acción prolongada se están recetando erróneamente a niños menores de cuatro años, ya que están contraindicados porque el perfil de seguridad de estos productos para esta población no se ha comprobado.
PANORAMA EN LATINOAMÉRICA
En Panamá no existen estadísticas detalladas que marquen la incidencia de asma en toda la población. El más cercano fue un estudio que hizo el doctor Gerson Cukier, específicamente en la provincia de Chiriquí, en pacientes de entre 6 y 7 años y de 10 a 12 años.
De allí salió una prevalencia marcada del 30%, que podría extrapolarse a todo el país, pero su corto alcance le resta peso.
Recientemente el laboratorio Merck Sharp&Dohme realizó una encuesta en 12 países latinoamericanos para medir el conocimiento sobre el asma en padres con niños que padecen esta patología. El 75% de un grupo de 600 entrevistados cuyos hijos son tratados con corticoides, manifestó desconocer que existía relación entre el uso prolongado de corticoides y la talla del niño. Y el 98% expresó que le gustaría poder elegir tratamientos que no afecten el crecimiento de sus niños, desconociendo cuál es su potencial beneficio clínico.
TRABAJO DE PADRES E HIJOS
El pediatra Rolando Tejada indica que no todo el trabajo hay que dejárselo a los medicamentos, ya que los síntomas de asma se pueden reducir sustancialmente evitando los alérgenos e irritantes respiratorios conocidos, entre ellos, los ácaros del polvo. Se puede reducir la exposición a estos, cubriendo los colchones y almohadas con cubiertas impermeables para alérgenos, quitando los tapetes de las alcobas y aspirando regularmente la casa.
El moho también se puede reducir disminuyendo la humedad en los espacios cerrados.
En las salidas de los aires acondicionados se puede colocar un material de filtro para atrapar la caspa animal, en caso de ser alérgico a ellos. Igualmente, se debe evitar la exposición al humo del cigarrillo, la contaminación del aire, los polvos industriales y humos irritantes.

