Ya se escucha sonar por las calles de Portobelo los cascabeles que anuncian la llegada de los diablos, y avisan, a las congas y congos que ya se acerca la hora de empezar el juego del demonio.
Juana de Mata Chifundo, quien fue hace 57 años reina conga, ya está desempolvando en su casa en Portobelo, Colón, sus coloridas polleras, desenredando sus cientos de collares y seleccionando, en su pequeño jardín, cuáles son las flores que adornarán su cabello durante las fiestas que recuerdan las luchas de los negros esclavos contra los españoles para los tiempos de la colonia.
Asegura esta dama de 72 años de edad que aunque las tradiciones no han perdido su colorido y vistosidad, sí han sufrido cambios que le entristecen.
En sus tiempos, dos semanas antes de los carnavales la reina y el rey congo iban puerta por puerta anotando a los que iban a participar.
Quien se anotaba no podía faltar a las actividades que se desarrollaran durante los cuatro días de Carnaval porque si el rey congo no lo veía iba a su casa a buscarlo. Y si no lo encontraba, esperaba a que apareciera para castigarlo (hombre o mujer) amarrándolo a un árbol lleno de hormigas por faltar a su palabra.
"El que todos nos unamos para combatir a los diablos representa la solidaridad que tenían nuestros ancestros . Si alguien no respeta eso —ahora va quien quiere ir, y quien no puede, no importa— no hace honor a lo que lograron los cimarrones".
Por otra parte, dice Juana de Mata, la reina conga no está realizando su trabajo como "pastor de su rebaño". Explica que durante las fiestas los padres y esposos entregaban a sus hijas y esposas al cuidado de la reina conga, la cual debía velar por el comportamiento de ellas como si fuera una madre. Pero ahora, expresa, cada quien está por su lado.
Todos los miembros de una familia participaban de la tradición. "En vez de velar porque esto sea así lo que han hecho algunos es crear grupos de niños congos, o niñas congas cuando se supone que se trata de una costumbre de generaciones, donde los chicos siguen a los grandes hasta ganarse —por antigüedad y fidelidad a las creencias— el cargo de reina conga, rey congo o diablo mayor".
Carlos Chavarría, alcalde de Portobelo y actual diablo mayor expresa que el 20 de enero se izaba la bandera de los carnavales de los congos en honor a un esclavo de nombre Sebastián que murió ahorcado a manos de los "blancos opresores".
Ahora lo hacen para las mismas fechas en que el resto celebra la fiesta del dios Momo. "La tradición de nosotros termina el Miércoles de Ceniza cuando se amarra y se bautiza a los diablos. Pero el 3 de marzo hacemos una pequeña representación de nuestros rituales para el V Festival de Diablos y Congos de Portobelo que se realizará dentro del Fuerte de San Jerónimo de Portobelo".
LISTOS PARA LAS FIESTAS
CURIOSIDADES PROPIAS DE LA FESTIVIDAD
TRAJES - Del sábado al martes de Carnaval las congas se ponen las polleras más vistosas, pero el Miércoles de Ceniza usan la más viejita porque ese día desafían al diablo y hasta se revuelcan con él.
DISFRAZ - Antes las máscaras de diablo eran pequeñas para que este pudiera, con facilidad, atacar a los congos. La nueva generación colonense ha creado máscaras gigantescas, más vistosas, sólo para bailar.
CONGOS - En la colonia los esclavos fugitivos se comunicaban con los cautivos mediante el tambor. En sus danzas usaban la ropa al revés, sombrero de estopa de coco y se pintaban la cara con carbón en símbolo de rebeldía.
(Vea Tradiciones: Cacería del diablo mayor)
