Tras seis temporadas, la isla de Lost ha echado el cierre con un final “frío” e “inesperado por lo previsible”, y millones de personas asistían al desenlace en todo el mundo para ver cómo acababan las aventuras de Jack Shephard, John Locke y el resto de supervivientes del vuelo Oceanic 815.
Calificado como un acontecimiento televisivo sin precedentes, el último capítulo de esta serie de televisión, que narra las aventuras de los supervivientes de un accidente aéreo en una isla perdida del océano Pacífico, se ha emitido de forma simultánea en 59 países, siendo la primera vez que un estreno en España coincidía con el de Estados Unidos.
150 minutos ha durado The End, un capítulo doble que pretendía, según los creadores de la serie, J.J. Abrams, Damon Lindelof y Jeffrey Lieber, “resolver incógnitas” y “ofrecer respuestas” a los numerosos seguidores de una ficción que en su primera temporada enganchó a más de 16 millones de telespectadores en Estados Unidos.
Lost termina con un final cerrado, sobre el que, según los más positivos, “todavía se puede pensar”, pero en el que se ha echado de menos la aparición de algunos de los rostros más conocidos del comienzo de la serie y sobre todo, muchas respuestas: ¿Qué es la isla? ¿Y lo de la estatua qué? Esas, entre muchas otras.
Será la última vez en que revivan Jack, Sawyer, Kate y Hugo, verdaderos protagonistas de un final lleno de tristeza, porque Lost se despide de forma impensablemente previsible y porque, tras la supresión de Héroes y los malos resultados de la Flash-Forward, se va sin dejar un sustituto y con una pregunta extra: ¿dará el salto al cine?
