Imagine que es usted un arquitecto frustrado, y que desde hace tiempo desea contarle a sus padres que no quiere ejercer su profesión -que también es la de su padre-, sino ser artista. Pero el oficio de artista lleva consigo grandes prejuicios impuestos por la sociedad. En consecuencia, declarar su verdadera inclinación no solo causaría shock, sino quizá un alejamiento.
Es ese mismo sentimiento de impotencia el que invade a las personas homosexuales, a quienes se les dificulta declarar su verdadera orientación ante su familia.
Según un estudio de la Universidad de Minnesota, las personas que públicamente se han identificado como homosexuales llegan a ser individuos mentalmente saludables y con buena autoestima, a pesar de la presión social que conlleva tal declaración y el prejuicio que implica.
Por esto, tanto miembros de la familia como cualquier otra persona allegada pueden facilitar el crecimiento y desarrollo del individuo cuya inclinación sexual es hacia personas del mismo sexo.
En términos de salud sexual, el psicólogo clínico Álvaro Gómez asegura que lo más saludable es la auto aceptación y la integración de la inclinación sexual a cada aspecto de la vida personal. “Es mucho más sano porque no hay secretos”.