Ha pasado poco más de una década del Mundial de Fútbol de Francia 1998.
Al menos dos recuerdos siguen aún muy frescos de aquel acontecimiento: la sorpresa de ver caer al campeón Brasil con Ronaldo y compañía en manos de la Francia de Zidane por 3-0 y el estribillo de La copa de la vida, la canción oficial en la voz de Ricky Martin.
“¡Tú y yo! ¡Ale, ale, ale! ¡go, go, go! ¡ale, ale, ale! arriba va, el mundo está de pie ¡go, go, go! ¡ale, ale, ale!”. La cantaba la gente en todos lados del planeta.
Fue una de las canciones alusivas al mundial que más apuntaron los participantes de un sondeo no científico en prensa.com, que buscaba determinar cuáles son las piezas mundialistas más recordadas.
Además de La copa de la vida, Un estate italiana de Italia 1990 fue otra muy rememorada. Fueron canciones hechas para eventos deportivos que no duraron más de un mes, pero su efecto sigue allí, vivo.
El compositor, productor y cantante Alberto Gaitán enumera una serie de puntos que explican el fenómeno de La copa de la vida.
Uno: el tema fue cantado en varios idiomas y fue escrito para ser entendido en varias lenguas. Dos: el ritmo usado era el resultado de una fusión, fue algo innovador. Tres: la promoción fue “algo fuera de este mundo”. Cuatro: se hicieron videos y varios remix que eran usados en discotecas. Quinto: Ricky Martin estaba en su mejor momento.
Alexander Fallas, gerente de Sony Music para Centroamérica, y Eduardo Bragín, jurado del concurso de canto Vive la Música y ex gerente de Sony Music Panamá, coinciden en que el estribillo de La copa de la vida era pegajoso, fácil de entender y recordar, con una letra sencilla, pero con sentido, y eso ayudó en gran medida al éxito.





