BUCAREST, Rumania (AP) — Fue un historiador nacido en Rumania, profesor y filántropo que intrigó profundamente a la cultura popular estadounidense cuando escribió un libro que vinculaba al imaginario conde Drácula con el príncipe rumano del siglo XV conocido Vlad El Empalador.
Radu Florescu falleció el domingo a los 88 años en Mougins, Francia, de complicaciones de una neumonía, dijo el lunes su hijo John Florescu a The Associated Press.
“Ningún estadounidense ha educado a más estadounidenses sobre Rumania —y Drácula— que el profesor Florescu. Tuve la gran suerte de ser uno de sus agradecidos estudiantes”, dijo Jim Rosapepe, exembajador de Estados Unidos en Rumania.
Su hijo dijo que Florescu era el director del Centro de Investigaciones sobre Europa Oriental en el Boston College, que fundó, entre 1986 y 2008. En años recientes, ofreció becas a alumnos rumanos destacados para que estudiaran en el área de Boston.
Cuando el entonces presidente Richard Nixon visitó Rumania en 1969, Florescu orientó al encargado de Prensa de la embajada de Estados Unidos, ofreciendo información a los medios estadounidenses acreditados ante la Casa Blanca.
La casa real rumana envió el lunes sus condolencias a nombre del exrey rumano Miguel, quien fue obligado a abdicar en 1947 por el gobierno comunista.
Nacido en Bucarest en 1925, Florescu se marchó de Rumania en el Expreso del Oriente cuando tenía 13 años, en el momento que comenzaba la Segunda Guerra Mundial, y viajó a Inglaterra, donde su padre era embajador en funciones. Su padre, también llamado Radu Florescu, renunció al cargo cuando el mariscal Ion Antunescu, admirador de Hitler, tomó el poder en Rumania.
El joven Florescu se ganó una beca para estudiar en la Universidad de Oxford, donde fue alumno de sir William Deakin, el biógrafo de Winston Churchill. Posteriormente se mudó a Estados Unidos y terminó viviendo en Boston.Florescu exhortó a los rumanos a aceptar de buena gana sus nuevas libertades después del fin del comunismo en 1989.
Fue condecorado por los presidentes rumanos Ion Iliescu y Emil Constantinescu por sus contribuciones a la sociedad rumana.
A Florescu le sobreviven su esposa francesa Nicole, y sus cuatro hijos.

