Llega diciembre y empezamos a escuchar música en el ambiente. Villancicos nos recuerdan las distintas estampas del Nacimiento y sus personajes. Los hay para todos los gustos. Están aquellos que nos llaman a la reflexión y otros que, simplemente, nos alegran el alma por sus movidos ritmos.
Cuenta la historia que los “villanos” o habitantes de los pueblos o villas que no eran nobles cantaban estas composiciones –poesías en muchos casos- populares que contaban historias. Comienzan a contar de imágenes cristianas y se cree que el más antiguo es Jesus refulsit omnium, que surge por allá por el siglo IV. Por otro lado, en inglés se conocen como carols y el nombre deriva de la costumbre de cantar en círculo, generalmente alrededor del fuego.
La lista de villancicos conocidos es larguísima y en cada país tienen sus favoritos, sin embargo, Noche de Paz -“Stille Nacht”- aquella canción cuya música fue compuesta por el austríaco Franz Xaver Gruber y la letra por el cura Josef Mohr, ocupa siempre uno de los primeros lugares. Se escuchó por primera vez en 1816.

