Unas bolsas de mercado "ecológicas" hechas de algodón, diseñadas como sustitutas de las contaminantes bolsas de papel y de plástico, han desatado compras eufóricas ayer en Nueva York.
Desde el miércoles, cuatro establecimientos de la cadena de tiendas orgánicas Whole Foods, en Manhattan, sacaron a la venta unas 20 mil de estas bolsas, que llevan inscrito el mensaje: "No soy una bolsa de plástico".
Como si se tratara del lanzamiento en persona del último disco de Madonna, centenares de personas hicieron fila desde antes de la hora convocada, y bajo una copiosa lluvia, para llevarse en cuestión de minutos su bolsa ecológica, a un costo de 15 dólares cada una.
La idea detrás de este novedoso producto es que los compradores comprometidos con el cuidado del ambiente las lleven al mercado, disminuyendo así el uso de bolsas de plástico, que se degradan en unos 500 años, o de papel, que implican la tala masiva de árboles.
Si bien la estrategia puede ser considerada como no más que una moda pasajera –la conciencia ecológica es chic por estos días–, para su creadora, la diseñadora londinense Anya Hindmarch, se trata de una manera de inculcar, a la larga, una buena conducta.
Bajo esta premisa, el mensaje, visto con frecuencia en el hombro de miles de personas, puede llegar a influir a otros miles, tanto como el bombardeo diario de un lema publicitario puede llegar a moldear la conciencia del consumidor.
La diseñadora, conocida por sus carteras y bolsos con precios de hasta mil 500 dólares, comenzó la campaña tímidamente en Londres. Ante el éxito, y como un efecto bola de nieve, la campaña se expandió masivamente a otras ciudades.
El furor que han desatado estas bolsas ha sido tal que en junio pasado, en Taiwan, la policía tuvo que dispersar un violento disturbio que se generó por su venta, y que llevó a 30 personas al hospital.
"Odio la idea de poner de moda el medio ambiente, pero es necesario ponerle cierta onda para que se convierta en hábito", dijo a la prensa local la diseñadora, que con cinco hijos, llegó a utilizar unas 30 bolsas de plástico por cada compra en el supermercado.

