Los deportes, vistos desde todos los ángulos, son considerados buenos. Pero si se convierten en una adicción, pueden ser tan perjudiciales como todo lo que se hace en exceso.
Así lo dice el ortopeda y traumatólogo Ignacio Rebolledo, quien explicó que la adicción al ejercicio, también conocida como vigorexia, es un trastorno en el cual las personas realizan prácticas deportivas en forma continua, con un fanatismo prácticamente religioso.
Señala que los que caen en este cuadro, por lo general, es por su afán de buscar la figura perfecta y, en el caso de algunos deportistas, la obsesión nace por tratar de ser mejores en su disciplina. "Lo malo está en que los adictos al ejercicio practican deportes sin importar condiciones climáticas, si sienten alguna molestia o indisposición".
Rebolledo indica que estas personas pueden llegar a sufrir numerosos problemas orgánicos, lesiones corporales, desproporciones estéticas entre sus partes corporales y sobrecargas en huesos, tendones, músculos y articulaciones.
Opina la psicóloga Liliana Araúz que este problema se trata a nivel psicológico, ya que comúnmente estos individuos tienen baja autoestima, muchas dificultades para integrarse en sus actividades sociales habituales, son introvertidos y rechazan o les cuesta aceptar su imagen corporal. "Su obsesión con el cuerpo comparte muchos rasgos con la anorexia".

