EN GRIEGO I Una vez leí que el amor es griego y creo que no se equivocaron. Los griegos son hombres guapos. Después de todo, Adonis era griego.Me consta porque hace unas noches estaba ya con el pijama puesto cuando se aparecieron unos amigos para invitarme a un nuevo bar en calle Uruguay (vaya que está de moda la callecita). Yo, que no me hago de rogar, acepté de una vez.Me puse la ropa más sexy del clóset, me monté en mis tacones, solté mi pelo y salí.
LINDO I Llegué al local y, dado mi poco conocimiento de la lengua griega, me extrañó mucho el nombre: Anemos (me explicaron que significa viento) y después me di cuenta de que solamente el nombre es griego.Es un sitio diferente, rojo, con detallitos en todas partes. Podría decir que tiene "tres ambientes", si el lobby se cuenta como lugar de parqueo.Al llegar está la terraza (restaurante hasta las 11:00 p.m.), que sirve para quienes no quieren aspirar el humo ajeno; luego está el lobby, en el que hay sillones muy cómodos.El bar es de lo más chic, con botellas empotradas diagonalmente en la pared negra y vidrios con más botellas en la parte posterior de la barra, definitivamente, invita a tomar.
LO MEJOR DE LA NOCHE I No me quejo de la música, algo electrónico de vez en cuando no cae mal.Empecé con las cervezas nacionales, muy frías, a 2.00 dólares; mi amigo pidió un ron con Coca Cola que estaba a 3.50 dólares.Cuando ya tenía como cuatro pintas encima, pedí las extranjeras, de 3.00 dólares y después empecé a pedir vodka, que estaba a 4.00 dólares, aunque me recomendaron los cocteles a 5.00 dólares. No tengo queja de nada de lo que probé.Estaba en el bar admirando las botellas diagonales, cuando se paró a mi lado un chico que me dijo que era tan griego como el bar.Yo no sé si fue el escote o mi encanto natural, pero entabló conversación con facilidad —por suerte, porque hubiera sido un desperdicio de compañía—.Cuando volví a la realidad, mis amigos me habían dejado y no me quedó más que partir, sin amigos, pero muy bien acompañada.
