Actualmente, hay un sin fin de dietas, ejercicios, intervenciones quirúrgicas y otros métodos para ayudar a combatir esas ‘libritas’ de más que nadie quiere tener. Pero ninguna de estas opciones es tan atractiva como las pastillas, que son buscadas por el grueso de la población.
Explica el doctor Octavio Sousa, especialista en obesidad—sobrepeso y trastornos metabólicos asociados, que los fármacos preferidos de este grupo son los que trabajan a nivel del sistema nervioso central como lo son: Raductil, Duromine, Anorex y Mazindollos. Estas píldoras eliminan el apetito por completo (anorexígenos) o logran que la persona quede satisfecha con pocas porciones de comida (sacietógenos).
REACCIÓN EN EL CUERPO
El problema de estos medicamentos, explica el médico, es que todos —menos el Raductil— son de uso a corto plazo y cada uno está fabricado para atender un tipo de obesidad.
Esto significa que si la persona no se hace un examen de bariatría para saber la causa de su obesidad y qué tipo de medicamento le servirá de acuerdo a su condición médica, puede estar ingiriendo un fármaco que lo haga adelgazar, pero que también lo haga caer en un cuadro de inanición. Por otro lado, puede estar perdiendo músculos, proteínas y exceso de agua en el cuerpo (lo que hace que la gente piense que está rebajando), pero los depósitos de grasa se mantienen intactos. Estos y otros desbalances en el cuerpo pueden provocar que el individuo presente alteraciones en el ritmo cardíaco y vasos sanguíneos (taquicardia, palpitaciones, hipertensión, dolor en el pecho o dificultad para respirar).
También puede causar efectos en el sistema nervioso central como: irritabilidad, psicosis, depresión, nerviosismo, agitación y pérdida de la capacidad de la memoria. Otras reacciones más leves, pero igual de preocupantes, pueden ser el insomnio y la resequedad en la boca.
Algunos de estos medicamentos para adelgazar que se venden en Panamá han sido retirados del mercado en otros países.
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