Panamá contará con planes de conservación para varias especies amenazadas o en peligro de extinción, sustentados en información científica y la legislación vigente, que serán estructurados con objetivos y acciones a corto, mediano y largo plazo.
El primero de ellos se enfoca en el águila harpía, ave nacional de Panamá y una importante indicadora del estado de los bosques.
En los próximos meses, la Dirección de Áreas Protegidas y Vida Silvestre de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) trabajará con varias instituciones para elaborar los planes para tortugas marinas, anfibios y el jaguar; y posteriormente, para los primates, citácidos (loros y guacamayas) tapires y tiburones. Se espera que en enero de 2010 estén todos listos y aprobados.
Representantes de Anam, el Fondo Peregrino, la Sociedad Audubon, el Parque Summit y el Patronato Amigos del Águila Harpía, entre otras instituciones, ya se han reunido para evaluar una propuesta para el plan de conservación de esta especie, que contempla tres componentes principales: 1) Investigación y conservación in situ y ex situ; 2) Educación y capacitación y 3) Control y vigilancia.
Jorge García, de la Dirección de Áreas Protegidas y Vida Silvestre de la Anam, indica que con esta herramienta, Panamá podría obtener más apoyo internacional para cumplir las metas de conservación.
Karla Aparicio, directora de Proyectos de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza, ha estudiado el águila harpía. Durante el taller en el que se discutió el borrador del plan, destacó que es más importante trabajar con las comunidades de alto riesgo que hallar cada nido que hay en el país. “Hay nidos que se cuidan solos, pero como el ave persiste en áreas perturbadas, con gente cerca, allí es donde se deben destinar los esfuerzos de conservación”.
El biólogo José Vargas, del Fondo Peregrino, también expuso los hallazgos de un estudio que hizo en Darién para determinar las principales áreas de atención.
Encontró que el hábitat más apto para la reproducción del águila harpía se restringe sobre todo, a laderas de montaña o colinas que no superan los 310 msnm, y que el 86.73 % del hábitat idóneo potencial está en áreas protegidas. El científico recomendó que se debe fortalecer el manejo y la protección de los recursos en las reservas y formar “maestros comunales”, que divulguen el mensaje de conservación.

