PAREJA I John Gray, el autor de Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus, cuenta en su libro que una vez su esposa le envió una carta. Fue durante su primer año de matrimonio, época en que se encontraba repleto de trabajo. En ella le pedía que entendiera sus sentimientos y temores. Que estaba enojada por el poco tiempo que le dedicaba, le dolía que él se interesara más por sus clientes y desearía que compartieran más momentos juntos.Después de haberla leído, se percató de que realmente tenía descuidada a su mujer.Había pensado ingenuamente que estaba haciendo lo mejor al trabajar mucho para tener una vida mejor (o sea, más dinero) para la familia cuando lo que ella necesitaba, al igual que todas las de su género, eran otras cosas.Esto lo explica muy bien en el capítulo titulado "Marcar puntos con el sexo opuesto", una sección interesante y de lo más útil para parejas que enfrentan los típicos problemas del día a día. Problemas a veces triviales pero que se van sumando hasta ocasionar en algunos casos un desgaste fatal. Si bien aquellas que enfrentan situaciones más complicadas (como las derivadas del maltrato, abuso o drogadicciones) quizá no puedan beneficiarse tanto de este tipo de literatura, a otras les puede suponer un valioso aporte.
DICE GRAY IEn este sentido, explica Gray que un hombre cree que marca muchos puntos con una mujer cuando lleva a cabo algo muy grande para ella, como comprarle un nuevo carro o llevarla de vacaciones. Supone también que marca menos cuando hace algo pequeño como regalarle una flor o darle un abrazo. De ahí que centre su tiempo, energía y atención en hacer algo grande para ella. Fórmula que no funciona para las féminas, ya que, como estipula el experto, las mujeres poseen un sistema distinto de anotación.Así, en su forma tan particular de expresar sus conclusiones, sigue explicando que para ellas un regalo de amor, cualesquiera sean sus dimensiones, implica un punto. Solo uno. Cada regalo tiene el mismo valor, no importa su tamaño. Esto a diferencia de los varones, que otorgan un punto por un presente pequeño y, por ejemplo, 30 por uno grande y que, al no entender cómo opera su pareja, centran sus esfuerzos en uno o dos regalos de gran envergadura.Y es que no se dan cuenta de que para ellas las pequeñas cosas son igual de importantes. Que una caricia merece la misma cantidad de puntos que el pago a tiempo del alquiler. Lo curioso es que algunos inician la relación siendo muy detallistas pero con el tiempo dejan de serlo. A través de cierta fuerza instintiva (o quizá porque la fase del cortejo que conlleva el tener que ganarse a la chica ha terminado) comienzan a encaminar sus fuerzas en algo grande sin considerar que una mujer necesita muchas expresiones de amor para sentirse amada y satisfecha.A ellos le es difícil entender esto. Para hacerlo podrían imaginar que la esposa posee un tanque de amor similar al de gasolina de un auto, que debe llenarse una y otra vez. El secreto es hacer muchas pequeñas cosas (y marcar muchos puntos) con lo cual ella estará en condiciones de responder con más amor, confianza, aceptación, y aprecio.
