La mayoría de las rayas son demersales (asociados al fondo), aunque los hay pelágicos (que habitan la masa de agua). Generalmente son marinos, de aguas tropicales y templadas de todos los océanos del planeta, pero hay especies de agua dulce. Todos son carnívoros. Los demersales se alimentan de gusanos, moluscos y crustáceos, principalmente. Los pelágicos consumen diversos organismos planctónicos. Las rayas tienen branquias inferiores y realizan fertilización interna como parte de su estrategia reproductiva. Hay especies tanto ovíparas (ponen huevos) como vivíparas (nacen de la madre) y ovovivíparas (incubados en estuches dentro de la madre sin alimentación maternal).
DEFENSA. Algunos pocos demersales tienen un aguijón sobre la cola en una vaina integumentaria, como mecanismo de defensa contra depredadores, que consiste de una espina aserrada de vaso- dentina con tejido suave que contiene toxina compuesta de proteína principalmente, cubierta de delgada piel que mantiene tejido y veneno sobre la espina. Los pelágicos no tienen aguijón.
La punzada de este aguijón causa dolor, pero también puede causar disminución de presión sanguínea, diarrea y estado de choque. Primeros auxilios inmediatos pudieran ser la aplicación sobre la herida de vinagre, solución leve de amonia o suavizador de carne. Luego de unos minutos, la proteína en la toxina habrá reaccionado con la química del cuerpo siendo metabolizada, dejando como efecto los síntomas mencionados.
Pasados unos minutos, se aconseja buscar atención médica. Las rayas que pudieran presentar una molestia son las pequeñas que prefieren enterrarse en los fondos suaves. Las hallamos a menudo en playas arenosas en la zona sublitoral (marea baja). Prefieren aguas poco profundas, hasta unos 100 pies de profundidad. Su aguijón es únicamente defensivo. No atacan a los humanos, solo se defienden cuando las pisamos, lo que interpretan como una agresión.
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