La expedición de la Ruta Quetzal BBVA visitó la isla de Sálvora, un pequeño paraíso natural en el que anidan numerosas especies de aves marinas, como la gaviota o el cormorán, y que tras sobrevivir a un pasado feudal fue declarada Parque Nacional en 2001.
Después de pasar su primera noche a bordo del buque de la Armada Española Galicia, los ruteros dejaron atrás el litoral portugués y se adentraron ayer en las aguas que rodean las islas Atlánticas de Galicia, pertenecientes a las provincias de Pontevedra y La Coruña.
La expedición, repartida en dos lanchas anfibio con capacidad para 170 personas cada una, arribó a las playas de Sálvora bajo una ligera pero constante lluvia que, lejos de impedir la marcha, añadió encanto al recorrido entre helechos y matorrales.
Envuelta en una espesa niebla y rodeada de pinos y eucaliptos, los jóvenes se toparon con los restos de una aldea que permanece deshabitada desde mediados de los años de 1970 cuando, por decisión de su propietario, el Marqués de Revilla, la isla fue convertida en un coto de caza privado.
Siete familias poblaban entonces lo que ahora aparece ante los ojos de los visitantes como un pueblo de apariencia fantasmal.

