Ana Alfaro Especial para La Prensavivir+@prensa.comYo crecí, como quien dice, a horcajadas entre culturas. Si bien soy una chica capitalina, gastronómicamente tenía, además de la criolla de la nana, la francesa de rigor para toda señora de sociedad (alias Mamita) en la década de 1960, la influencia de mi abuela de Ecuador y la de mi grandma de Eslovaquia.
Así que cuando una no me daba pastel de yuca, la otra me daba pudín de tapioca. Y, ¿cómo iba a saber yo que la tapioca provenía de la misma mata, esa de las hojas grandes, que se disparaban como puntas de una estrella, que crecía en los patios del barrio?
Imagínate pues, querido lector, mi emoción al percatarme, en este mes de la cinta rosada, que la yuca, Manihot esculenta, también conocida como mandioca o casava, tiene propiedades anticancerígenas.
Estoy tan anonadada por los beneficios de la maravillosa planta. Resulta que la yuca, para protegerse de los animales que puedan querer comérsela, produce cianuro: esto lo hace produciendo un compuesto químico llamado linamarina, que libera cianuro de hidrógeno.
Además de hacerla un cultivo altamente “orgánico” o “ecológico” por no necesitar insecticidas, lo que además abarata su costo de producción, parece que esto tiene otra ventaja: ahora, unos genetistas de la University of Newcastle, en el Reino Unido, han añadido material genético de la planta de la yuca a un virus, que luego introducen a células cancerosas que han sido impregnadas con la antedicha linamarina.
Lo que buscan es que las células cancerosas produzcan cianuro de hidrógeno en dosis lo suficientemente altas como para matarse.
La profesora Monica Hugues, de dicha universidad, lleva siete años estudiando la correlación yuca-cáncer. Ha clonado los genes de la planta, que son los responsables de producir cianuro, con el fin de reducir la toxicidad del cianuro para que no haga daño a los humanos.
En tándem con un equipo de investigadores en Madrid, ha estado trabajando para modificar el gen de la yuca y transferirlo a un retrovirus, lo que otorgaría al retrovirus la capacidad de producir linamarina. La prueba, aplicada a tejido humano, promete ayuda para ciertos tipos de cáncer.
Otro hallazgo interesante de los investigadores fue que un tumor cerebral de una rata fue totalmente erradicado, después de una semana del tratamiento genético.
Lo que indica que probablemente acá deberíamos intentar con algunos de los señores diputados que presentan ciertas tendencias roedoras marcadas.
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