El “Retrato de Wally”, famosa obra robada por los nazis y protagonista de una batalla judicial de 12 años que concluyó con el pago de 19 millones de dólares (unos 14.5 millones de euros), cuelga definitivamente en el Museo Leopold de Viena, junto a un autorretrato de su autor, el pintor Egon Schiele.
Es el lugar que le corresponde, pues la imagen de Wally Neuzil (1894-1917), amante de Schiele (1890-1918), “era la mitad que le faltaba” al sugestivo autorretrato del pintor, destacó en rueda de prensa Elisabeth Leopold, esposa del fallecido Rudolf Leopold, fundador del museo que acordó la citada cifra por recuperar la codiciada obra.
En sus escritos sobre Egon Schiele, Leopold, el coleccionista de arte más importante de Austria, fallecido hace dos meses, resaltó reiteradas veces su convicción de que el pintor, que apenas vivió 28 años, creó la imagen de Wally como “complemento a su autorretrato”.
No solo porque el formato de ambos cuadros es idéntico, sino también por los parecidos formales y de estilo que los caracterizan.
En la sala 10 del museo, dedicada al destacado artista, Elisabeth Leopold destapó ante la prensa y el público la pintura: el rostro de Wally parece inclinarse ahora hacia el de su amante y retratista, a su izquierda, mientras que a la derecha cuelga un texto con el trágico y controvertido historial de su pertenencia.
La obra llegó el viernes a Viena luego de ser expuesta tres semanas en el Museo de la Herencia Judía de Nueva York, una vez finalizada la batalla legal mediante un acuerdo extrajudicial entre la fundación Leopold y los herederos de la propietaria original.
“Este cuadro era propiedad privada de Lea Bondi Jaray, una galerista judía en Viena que huyó [de la persecución nazi] a Londres en 1939, donde murió en 1969”, se recuerda.
Según las conclusiones de los historiadores, un colaborador del partido nacionalsocialista se apoderó ilegalmente de la pieza y, después de pasar por otras manos, llegó finalmente a ser posesión del museo Belvedere de Viena, que en 1954 la vendió a Rudolf Leopold.
Ante el interés, el museo alargó su horario y rebajó a la mitad el precio de las entradas para esta jornada especial titulada: “Bienvenida, Wally”.

