Ricardo Staple, Ricky para los cercanos, Soul brother para los más amigos, comenzó a tocar a los 12 años, cuando le daba duro al redoblante en la banda de su iglesia y en un coro gospel. Pero él quería la batería completa, se compró una y practicó hasta ser lo suficientemente bueno para formar una banda: los Soul Fantastic. Así ingresó, de manera autodidacta y motivado por una particular pasión por la música a la historia de los combos nacionales, que tuvieron su auge en los años 60. Probó desde el soul que popularizaban The Temptations o Gladys Knight, hasta el danzón y el son cubano. Con afro y todo, llenó locales como el San Remo o el Club Zebra y acompañó en esos escenarios a figuras como Cheo Feliciano, Celia Cruz o Tormenta.
Años después, en Nueva York, Staple descubrió el jazz y el blues, recorrido que incluyó proyectos como los Jazzcatz, colaboraciones con Carlos Garnett y Víctor Boa, hasta encontrarse con Bárbara Wilson, con quien tocó por más de 11 años en Jazz Effects. Actualmente Staple toca los sábados y domingos con el coro de gospel de la iglesia Episcopal y cuando lo llaman del bar Platea para jazzear un poco.
Staple prefiere el perfil bajo, no es un músico de grandes egos. A él sólo le gusta sentarse frente a su batería y tocar.
Básicamente esa era la idea que Staple tenía sobre su presentación de hoy en el bar Platea (en el Casco Antiguo). Llegar y tocar algo.
El músico no se imaginaba, hasta que esta periodista "metió las patas", que el concierto es un homenaje a su trayectoria. Así que Staple estaba feliz por la noticia exclusiva. Y se presenta esta noche a las 10:00 p.m. La entrada es gratis.

