Médicos estadounidenses señalaron que se necesitan nuevas guías para informar a las personas sobre los riesgos del trasplante de órganos, una exigencia que llega meses después de que cuatro receptores de Chicago contrajeran VIH y hepatitis C de un mismo donante.
Si bien las pruebas inicialmente mostraron que los órganos estaban libres de infección, se sabía que el donante tenía alto riesgo de padecer el virus de VIH, que produce el sida. Los casos, sucedidos el año pasado, fueron los primeros en 15 años que implicaron infección con VIH por una donación de órganos e impulsaron el debate sobre cómo informar mejor a las personas sobre los riesgos de los trasplantes.
“Este es un problema que va mucho más allá de las circunstancias desafortunadas de estas personas”, dijo el doctor Scott Halpern, de la Escuela de Medicina de la University of Pennsylvania, que planteó la necesidad de nuevas guías en el New England Journal of Medicine. “Es aplicable a todos los pacientes que buscan trasplantes de órganos”, agregó el experto, quien señaló que los lineamientos actuales no protegen adecuadamente los derechos de los pacientes de tomar decisiones a partir de una completa información.
Halpern y sus colegas proponen que la Red Internacional de Distribución de órganos que fija las políticas estadounidenses para la donación, cree guías para revelar “todos los riesgos posibles” de la cirugía de trasplante cuando una persona es colocada en lista de espera. Esto daría a los pacientes el derecho de optar por recibir órganos de alto riesgo, incluidos los de personas que corren peligro de enfermedades infecciosas.
Halpern dijo que actualmente, si un órgano está disponible y un cirujano sabe que proviene de un donante en alto riesgo, el médico lo revelaría recién en el momento del trasplante.
“Eso crea muchos problemas, entre ellos la inequidad y la posible discriminación”, opina el experto, quien agregó que este mecanismo desperdicia tiempo valioso, reduciendo las chances de que alguien más pueda recibir el órgano. Pero, Halpern cree que las personas deberían ser informadas sobre los riesgos antes e indicar si aceptarían un órgano.
