El Rock Burger de Costa del Este es similar en diseño al original de Marbella, pero más grande, y con un menú mucho más extenso. Abren desde las nueve, así que tienen desayunos de todo tipo, desde huevos hasta filete (no bistec) encebollado. Pero como a las nueve esta changa está en brazos de Morfeo, fui para el almuerzo.
El personal está pendiente de mantener abastecida siempre la mesa de condimentos (que incluye una salsa picante y jalapeños, además de lo tradicional), y de limpiar los regueros que dejan los comensales. Funciona igual que el original: vas a la caja, pones tu pedido, pagas, te dan un número y te llaman cuando sale. Tienen todo tipo de bebidas no alcohólicas, y postres basados en helados (banana split, sundae, ice cream soda, milkshake… al que considero más postre que bebida).
Las hamburguesas vienen en cuatro formatos iniciales: la Rock Star de una lb; la Rocker de media, la Rock de un tercio y la burger de un cuarto. Además, tienen mini rockers, o sea órdenes de cuatro sliders. La carne es de buena calidad, con buena relación de carne con manteca; el pan no se te deshace en los dedos. Y una versión vegetariana (que por supuesto no probé) y una de pollo.
Puedes acompañarlas con una variedad de quesos (cheddar, mozzarella, suizo); tocino, cebollas fritas, hongos o huevo. El renglón de emparedados incluye todos los clásicos, y también hay una sección amplia de emparedados de pita de harina blanca o integral, con ensaladas de pollo y atún, con o sin curry; ensalada de huevos; tomate con mozzarella, etc.
Lo que pedimos: la Rocker de media libra con tocino y mozzarella, que estuvo buenísima; las mini que tenían buena relación de carne a pan, y el Philly steak sándwich, que trae filete picado salteado con cebollas y pimentones. A este le pedí una orden adicional de hongos, y estuvo buenísimo. La porción es generosa por el precio, digamos un baguette de unas seis pulgadas.
Para acompañar a las sliders pedimos el guacamole, que estuvo delicioso, al igual que el pico de gallo, ambos picositos. Para acompañar, papitas fritas recién hechas, crocantes, y unas tajadas pintonas que no fueron lo mejor del almuerzo.
Lo que sí fue un éxito fue el sundae de chocolate con malva, que es gigantesco y me trajo recuerdos de mis mocedades. Dixit.

