Hoy continuamos con las descripciones y puntos de interés de las diversas ciudades y poblaciones de nuestro país. Y le toca el turno a una muy particular comunidad: a San Sebastián de Ocú, un lugar que debido a tanta originalidad ningún visitante debe dejar de disfrutar.
Y para comenzar, ¿por qué lo de San Sebastián?
Estuvimos rebuscando y rebuscando por las más variadas obras históricas, con el fin de ver si encontrábamos la razón por la cual a nuestro lugar de hoy lo bautizaron así.
Como resultado de lo anterior, encontramos varios personajes que fueron beatificados y que se llamaban Sebastián.
Este nombre tiene entre sus orígenes tanto de griego como de latino, y en ellos suele significar a una persona digna de respeto y a su vez venerable y majestuosa. Tanto ese nombre como el de Augusto eran muy utilizados para llamar a emperadores y a sus familiares. Hubo un beato también llamado Sebastián (gallego) que se vino a vivir a México en donde fundó con su dinero el convento de las clarisas.
No nos convenció. El que sí lo hizo fue un oficial romano que había nacido en Narbona en el siglo III. En tiempos del emperador Diocleciano, por ser Sebastián cristiano fue martirizado y condenado a morir a flechazos. Una mujer le curó las heridas y lo salvó. Sebastián, como buen terco, se presentó ante el Emperador y este más terco aún lo volvió a condenar. Y, entonces, sí murió. Después lo proclamaron santo.
Su imagen la reproducimos hoy aquí. Su fiesta se conmemora el 20 de enero y a él se le recuerda como protector contra las pestes.
¿Y ese nombre de Ocú, de dónde se dice que proviene? Pues, vamos a ver qué hemos podido encontrar. En el año de 1620, el gobernador de Veraguas de la época y de nombre Lorenzo de Salto, anuncia que allí había un pueblo con el nombre de Ocú en el mismo sitio. Pero como bien nos lo dice don Alfredo Castillero Calvo, historiador, por lo menos él no lo pudo comprobar. Pero lo que sí ha podido evidenciar es que para 1649, unos colonos se encontraban asentados en lo que hoy corresponde con el distrito ocueño, a su vez cerca de la jurisdicción de Natá.
Sin embargo, aún no podemos a través de otras lecturas puntualizar de la fundación de la cual tantos dispersos detalles no cesan de aparecer.
Pero ya se habla del 20 de enero de 1775, cuando para oficializar tantos intentos el obispo De los Ríos para armonizar consagra a la nueva viceparroquia Día del Mártir San Sebastián.
Para 1790, y según oficios permanentes del Museo Naval de Madrid, la población de Ocú contaba con 1089 personas; aquí se puede establecer otro dato muy importante y es referente al origen étnico de los primitivos habitantes del lugar que hoy acude a nuestra atención.
Indígenas en sus primeros días tan solo se ha contabilizado uno. También muy escasos esclavos africanos, quienes no faltaban en toda descripción fundacional.
Así es que se afirma que el grupo étnico blanco fue el más representativo, lo cual se refleja en lo hispano de sus tradiciones y en las características físicas que se encuentran allí.
Tal cual como han podido leer, el todo no ha sido fácil de desenmarañar. Por lo tanto, nos perdonarán las posibles faltas de absoluta claridad.
