Católicos o no, el último viernes de la cuaresma en Panamá a todos les toca abstenerse del alcohol. Su venta se prohíbe del primer al último minuto de ese día (de las 00:01 a.m. a las 12:00 p.m.), según el decreto alcaldicio 116 del 21 de marzo de 2007.
Para evitar "quedarse seco", Moisés Vargas cuenta que procura "abastecerse bien".
Pero en caso de que se acabaran las despensas etílicas Johnatan Peña, comparte cuáles han sido las medidas a tomar, o más bien para tomar.
"Una vez que me quedé en Gorgona con unos amigos, se nos acabó el licor el mismo viernes santo y nos tocó caminar como tres kilómetros hasta un chinito. Sobornamos a la cajera para que nos vendiera una botella de seco, que normalmente vale cuatro dólares, pero que nos costó siete".
No todos los dueños de tienditas se dejan convencer.
Andrés Lau, administrador del Comisariato Parque, que queda en Parque Lefevre, dice que para evitarse problemas cierra la tienda en viernes santo.
"La gente del barrio se emborracha y cuando los agarra la Policía y les pregunta dónde compraron el licor, dicen que aquí (en su tienda), y de una vez viene la multa. Además, la gente se pone muy necia porque quieren que les vendas".
Las multas por vender licor en viernes santo son de 100 a mil dólares.
Roberto Maduro, gerente de mercadeo y comunicaciones de Supermercados Rey, cuenta que "nunca faltan quienes insisten en que les vendan alcohol", a pesar de que "colocamos cintas en los pasillos y letreros anunciando que el expendio de licor está prohibido y que además lo anunciamos por el sistema de sonido 30 y 15 minutos antes de que sea la medianoche".
Pero, agrega Maduro que llegada la hora, "la mayoría de la gente acepta" que no puede comprar licor y que en realidad venden más a la medianoche del viernes, o sea, a las 12:01 a.m. del Sábado de Gloria, cuando nuevamente se permite la venta.
El joven Génaro Ángel Navarrio confirma este hecho.
"Cuando vivía en San José, a 15 minutos del Rey de Coronado, salí con mi papá a hacer super la noche del viernes santo. Fue un lío encontrar estacionamiento. Había mucha gente afuera haciendo nada. Luego entendí que esperaban las doce, cuando llegada la hora entraron casi corriendo y dejaron vacíos los estantes de los dos pasillos de licores".

