El viernes pasado se cele- bró en el país el Día del Árbol con actividades como siembra de plantones y charlas, para crear conciencia sobre su valor. Pero también hubo protestas. En el parque Urraca, los indígenas nasos se encadenaron a los árboles para denunciar la deforestación en la provincia de Bocas del Toro.
Según el Plan de Desarrollo Forestal de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam), “más del 40% de la superficie total del país ha sido deforestada para el desarrollo de actividades inadecuadas e insostenibles y dos millones de hectáreas son consideradas como tierras degradadas”.
Y aunque los resultados preliminares del último mapa de cobertura boscosa que se presentará próximamente muestran que hay una reducción en la tasa de deforestación, el problema persiste, reconoce Enrique Vargas, de la Unidad de Cambio Climático de la Anam.
La deforestación y los cambios en el uso de suelos inciden en el ciclo de carbono global, en el que los bosques juegan un papel importante, explica la científica Helene Muller-Landau, del Instituto Smithsonian. “Ya hemos visto cambios en bosques maduros tropicales que no entendemos y necesitamos estudiarlos más”, añade.
Ante estos problemas, el cambio climático y el calentamiento global, no basta con siembras pequeñas y charlas. Cambiar el modelo de desarrollo hacia la sostenibilidad, recuperar las cuencas hidrográficas y reforestar con fines productivos y de conservación son los grandes desafíos, dice Carlos Gómez, ingeniero del departamento forestal de la Anam. “Los estudios están, tenemos el conocimiento, lo que falta es la toma de decisiones”.

