Carolina Proaño Wexmancarolinap@prensa.com Su padre lo llamaba Charlie y su abuelo George. Lo cierto es que Phillip Anthony Hopkins, nacido el 31 de diciembre de 1937 en Port Talbot, Gales, no tuvo una infancia –o una vida– común y corriente.
Emparentado con el poeta W. B. Yeats, un Anthony Hopkins tímido y antisocial por definición propia se integró al College of Music and Drama de Cardiff (Gales) y a la Royal Academy of Dramatic Arts, en Londres, motivado por el legendario actor Richard Burton, al que conoció cuando tenía 15 años.
Luego de una audición dirigida por Laurence Olivier, Hopkins ingresa al National Theater de Old Vic, donde interpreta una serie de obras de Shakespeare que llaman la atención de los medios ingleses especializados, quienes lo consideran una de las grandes promesas dramáticas del país.
AL CELULOIDE
A primera vista, parece curioso que un actor como Anthony Hopkins haya alcanzado la popularidad internacional en la edad madura, a diferencia de la mayoría de sus colegas, quienes empiezan desde muy jóvenes a recibir la atención de las cámaras.
Y es que Anthony Hopkins, vegetariano, activista social y miembro de organizaciones a favor de los derechos de la mujer, por muchos años prefirió las tablas y la proximidad del teatro, a los flashes y las primeras planas en tabloides de dudosa reputación.
En 1968 obtuvo su debut cinematográfico en la cinta El león en invierno, obra de Broadway escrita por James Goldman y adaptada al cine por Anthony Harvey, compartiendo créditos con Peter O’Toole y Katherine Hepburn.
A partir de ahí, protagonizó, durante un buen tiempo películas basadas en clásicos de la literatura y el teatro como Las tres hermanas, Hamlet, La casa de muñecas y La guerra y la paz, entre otras.
LOS OSCAR
Con Equus, obra teatral que representó en los escenarios de Manhattan y varios proyectos más en cine y televisión bajo el brazo, Hopkins alcanzó reconocimiento del público y la crítica internacional al interpretar al Dr. Hannibal Lecter, villano de villanos, en la cinta ganadora del Oscar El silencio de los inocentes.
Su actuación le valió la estatuilla como "Mejor actor" en esa edición y una serie de premios a nivel mundial.
Posteriormente volvería a ser nominado por dos personificaciones de presidentes estadounidenses: John Quincy Adams en la película Amistad y Richard Nixon, en la cinta homónima dirigida por Oliver Stone, con quien volvió a colaborar en la superproducción Alexander, en el papel de Ptolomeo.
Instinto, Drácula, Picasso y las dos secuelas del Dr. Lecter le sirvieron para aumentar su fama de actor versátil, su popularidad, y de pasada, su cuenta bancaria.
Recientemente trabajó junto a Gwyneth Paltrow en Proof y protagonizó The World’s Fastest Indian, personificando un motociclista de Nueva Zelanda.
También se esperan los estrenos de Todos los hombres del rey, basada en la novela ganadora del Pulitzer y Beowulf, filme dirigido por Robert Zemekis aún en producción.

