La decisión de realizarse un tatuaje no debe tomarse a la ligera. Verificar la trayectoria del tatuador y la seguridad sanitaria que brinde el estudio donde se elaborará el arte, será esencial para reducir los riesgos de contraer afecciones tales como hepatitis, tétano y VIH.
"Sabemos que se trata de un tema delicado, y estoy seguro de que cada profesional sabe que tiene una responsabilidad enorme", apunta Roderick Álvarez, de Coloreto’s Tattoo.
No obstante, Álvarez critica algunos estigmas que se han construido a través de los años con relación a las personas tatuadas, por ejemplo, que ellos no pueden donar sangre. Explica el dermógrafo que no se trata de personas incapacitadas para donar porque están infectadas, sino que se considera que pueden ser donantes de riesgo porque estuvieron sometidos a un procedimiento delicado. "Ahora se le está dando un certificado al cliente con la fecha en que se hizo el tatuaje. Los médicos le hacen diferentes pruebas en un período de cuatro años, para detectar si ha incubado enfermedades; si sale ‘limpio’, puede ser un donante como cualquier otro".
En tanto Ramón Sinisterra, tatuador del estudio Skin Deep Inkz, que inaugura esta mañana en Obarrio, expresa que lo que más le molesta es que liguen a los tatuados con drogas, delincuencia y violencia.
"Ya perdí la cuenta de cuántos tatuajes tengo en el cuerpo, pero ninguno fue hecho por andar en bandas, ni en nada ilícito, cada uno tiene que ver con un logro que he tenido, con mi familia o mi personalidad".
Bryan Aguilera, de Lunatic’s Tattoo Studio, tiene gran parte de su cuerpo tatuado y cuenta que al caminar por la calle, hay quienes lo miran mal, mientras que otros lo detienen para preguntarle dónde se los hizo. Cuando conoció a su suegro, le costó demostrar que era un muchacho que sólo tenía por adicción jugar Play Station y billar.
Argumenta Roderick Álvarez que para evitar estos conflictos sociales algunos profesionales como doctores, abogados y empresarios solicitan que les hagan los artes en los brazos, piernas, cadera y espalda para poder ocultarlos con facilidad. Otros prefieren hacerlos visibles como signo de libertad.
LOS MÁS BUSCADOS
Álvarez manifiesta que la persona que se va hacer un trabajo debe conocer un poco la visión artística del tatuador, si este se especializa en rostros y hace diseños con un matiz real, como es su caso, o si se inclina más por los dibujos de tribales, dragones orientales, etc. Esto, sentencia, ayudará a que ambos puedan unir ideas sobre una misma propuesta, darle forma y sacar un buen producto que pasará del papel a la piel.
En su estudio, Coloreto’s Tattoo, los tatuajes que más piden son los que tienen artistas como Britney Spears y David Beckham; los religiosos, como las vírgenes o las manos rezando; y rostros de seres que significan mucho en la vida de la persona, como una madre que falleció, un hijo o una mascota.
En Lunatic’s Tattoo Studio, dice Bryan Aguilera, los más buscados son los old y newschool, que son artes muy elaborados, hechos con muchos colores, tipo comic, como la imagen de Superman.
Aguilera indicó que no importa el tipo de tatuaje que se realice, por experiencia propia, los que se hacen en la costillas, garganta, parte de atrás de los muslos y las muñecas son los que más duelen. Advirtió que un tatuador jamás debe pasar más de dos horas trabajando un cuerpo, porque la piel se hincha hasta el punto que deja de absorber la tinta y la obra final quedará con baches. La anestesia no es recomendable porque los poros no se cierran bien y el proceso de cicatrización se dilata.
¡Ah! y para los que pensaban que es de mala suerte hacerse tatuajes impares, Roderick Álvarez responde que ese debió ser un invento que creó un tatuador para ganar más clientela.
