Elije vainas regordetas con piel delgada, de ser posible (y estar disponibles). Si la vaina está escarchada, no significa que está dañada. Significa que eres un suertudo, porque te has encontrado con cristales puros de vainillina natural.
Mantenlas en un contenedor hermético, en la refrigeradora. O si quieres aromatizar tu azúcar, entierra la vaina en un frasco de azúcar, y obtendrás un aroma delicioso.
Si la vaina está dura, no significa que es tu día de suerte, ¡qué morbo el tuyo! Dejando el relajo, puedes suavizarla remojándola en el líquido que pida su receta (e.g., leche, vino), hasta que se suavice. Si necesitas más para tu receta, entonces con el cuchillo, córtala verticalmente por la mitad y con la puntita, saca la masita de adentro con todo y semillitas y añádela a tu receta. Si no puedes enjuagar y luego guardar la vaina en el frasco de azúcar, ya que la vainilla pura tiene una vida útil indefinida y al igual que los vinos finos, mejora con el añejamiento.
La vainilla no solamente se utiliza para postres, sino que también es excelente en algunas bebidas (Eurasia le echa un punto de vainilla a su ponche de frutas), y algunas marcas de vodka han sacado sus sabores a vainilla.
Ahora para Navidad, si te sirven un romponche soso, un buen lamparazo de, p.e., Stoli vainilla te ayudará a soportarte a la suegra.

