Ana AlfaroEspecial para La Prensavivir+@prensa.com
Por más amante del chocolate que pueda ser, he de confesar que los dulces que más me reconfortaban en mi niñez, que aún hoy representan un viaje directo y sin escalas al útero, son los que apenas requieren de leche, huevos, azúcar y, alquimia de por medio, harina.
Comenzando por los pancakes domingueros, a las crepas de ocasiones especiales, o simplemente el pudín, tapioca o flan normalito de todos los días, se trata de un vasto refugio para mis ansiedades de ayer y sí, de hoy también: Aún encuentro un profundo solaz cuando una crema pastelera acaricia mi boca, y siento el dulce confort del azúcar y la leche.
Es por ello que, el otro día que estaba viendo el TV Food Network, vi que en X pastelería très chic venden una torta llamada "mille crèpes" a ¡6000 dólares!
Entendí que se trata de un pastel que consiste de capas de crepas rellenas de crema pastelera y con azúcar quemada encima, al modo de una rica crema catalana. Básicamente, consiste en capas de crepa y crema pastelera.
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