En el interior del país se realizan los populares bailes típicos, ya sea con conjuntos reconocidos como los de El Mechi Blanco Ulpiano Vergara y El Plumas Negras con Nenito Vargas, o simplemente con grupos menos famosos que los imitan.
Pero, ¿cómo son los bailes en las áreas que están del otro lado del puente de Las Américas?
ES MEJOR LLEVAR SU PAREJA
Una vez suena la primera pieza musical, el caballero se dirige a cada “chica” con la mano extendida invitándolas a bailar, camina alrededor del toldo, jardín o casa comunal para ver quién se decide. A veces no bailan en toda la noche.
“Me ha pasado. He tenido que esperar hasta la cuarta o quinta pieza para salir a bailar, ya que ninguna quiere ir”, afirma Arcelino Martínez.
¿Por qué no bailan con el primer caballero que las invita?
Con una sonrisa, Uriak Ruiz contesta la interrogante: “Por varias razones, un ejemplo es que hay caballeros que te invitan a bailar y van en chancleta, y en ocasiones, la chancleta se le s pierde en la pista de baile”.
“Otro día fui a bailar, el muchacho se veía presentable, pero no lo conocía. Cuando la persona le fue a cobrar el tag no tenía dinero para pagar, así que tuve que salir de la sala a la mitad de la pieza”.
Martínez comenta que en otra ocasión se fue la luz y el dueño de la actividad no tenía planta eléctrica; empezaron a tirar botellas, piedras, etc., “se terminó la fiesta y a correr en medio de la oscuridad”.
Pero a veces los inconvenientes tienen que ver con las habilidades. Dalys González señala que antes de entrar a la sala, si no ha visto cómo baila el parejo no va, aunque se vea bien o huela bien. “Siempre me gusta ver a la persona bailar primero. Además, hay otros que te hablan al oído mientras bailan, eso es incómodo, y más si no los conozco. ¡Ah!, los que nunca faltan, los borrachos impertinentes que quieren que bailes con ellos de todas maneras y empiezan a hablar, o si no vas bailando y de repente se cayó uno de algún banco”.
En cuanto al precio, la entrada general para las mujeres es de un dólar y la de los hombres, dos.
La entrada la cobran cuando las personas están en medio de la sala. “Sencillamente vamos bailando y nos detienen para colocarle el tag al parejo. La cuota o el precio de este oscila entre seis y ocho dólares; eso depende del conjunto que esté y del dueño de la actividad”, dice González.
En ocasiones hay que pagar también las sillas y las mesas, “claro está, que si te paras a bailar y no dejas a nadie cuidándolas, cuando regresas ya no están”.
COMIDAS
Lo que no puede faltar en estas actividades son las comidas criollas, como el arroz con pollo, la ensalada de toldo (de papa con remolacha), las empanadas, el puerco, los tamales, el pollo guisado, sancocho, entre otros.
Anastasia Ovalle comenta que la comida se termina, por lo general, a la 1:00 a.m. y que después de esa hora solo queda el café. “Lo que las personas más buscan son las empanadas de maíz, que tienen un costo de 25 centésimos, y el café, que tiene igual precio”.
Mientras estas cosas suceden, en la sala de baile y en la fonda otros se divierten, ya sea en los bolos o en los desafíos de gallos.

