Shelmar Vásquez Sween svasquez@prensa.comLa nutricionista pediátrica Susanna Alvarado afirma que las dietas extremas aplicadas en niños hacen que a largo plazo ganen más peso del que tenían. Esto sucede porque la restricción los puede llevar a periodos de atracones e incluso ponerlos en peligro de un desorden de alimentación.
Opina Alvarado que en vez de prepararles menús dietéticos a los niños, hay que proponerse que toda familia adopte hábitos más saludables que ayuden a que éste baje de peso sin traumas. "Los niños pequeños se rigen por el ejemplo, no se puede aspirar a que ellos se sientan cómodos ingiriendo una zanahoria de merienda cuando su mamá esta comiendo una galleta".
Como estrategia de un plan alimenticio saludable para toda la familia, Alvarado propone que se haga un rediseño de la alacena. Allí se tendrán que tomar decisiones sobre qué alimentos deben ser eliminados, cuáles se deben sustituir o agregar. "Los niños mayores de seis años ya tienen capacidad para entender estos cambios. Hay que explicarles el por qué de ellos, no alegando que se trata de una dieta estricta sino de un método que beneficiará su salud, por ejemplo, que tendrán la vista de Superman y la fuerza de Popeye".
Las bebidas azucaradas dentro de la nevera deben limitarse, algunas pueden tener hasta 200 calorías por vaso, y se estima que los niños pueden beber hasta más de 5 vasos al día. Las harinas deben consumirse en su versión integral. Algunas saben igual o similar que las tradicionales, y no serán rechazadas por los niños. Los cereales con alto contenido de azúcar deben sustituirse por los que tengan baja azúcar y más fibra.
Además, se recomienda comprar embutidos de pavo bajo en sal, cocinar el pollo sin piel, consumir entre las carnes, el lomo y el pescado, todo con aceite en aerosol.
