Los pronombres átonos de tercera persona singular la y lo (el acusativo español) no admiten la sustitución por le. ‘La’ sustituye, anafóricamente, a una palabra femenina, y ‘lo’, a una masculina: A Pedro lo condecoraron, A Evita la inmortalizaron. La norma culta de España (no la de América) registra el uso de ‘le’ por ‘lo’ sólo en singular cuando se trata de persona del sexo masculino: Buscaban al joven y le han hallado.
Estos pronombres (la-lo) se pluralizan cuando los referentes son varios: Niños, los felicito, A nuestras hijas las condecoraron. Los casos de leísmo –uso de le cuando corresponde lo (s) o la (s)– abundan. Su origen data de la Edad Media en Castilla, donde aún persiste. Sin embargo, el caso al que nos referimos en el título de este escrito es el que se da forzadamente por la práctica del llamado "lenguaje igualitario". Se evita, sin razón, el pronombre de tercera persona plural ‘los’, cuando este reemplaza a dos nombres de género diferente referidos a persona: Aquí los queremos, Luz y Juan.
En el uso agramatical se dice: Aquí les queremos… La Academia recomienda: evitar la sustitución de ‘los’ por ‘les’ en los casos en que los términos sustituidos sean femenino y masculino.
