La discusión temática sobre los valores está siempre presente en un mundo conflictivo y violento. Del griego ‘axios’ (valor) nace la axiología o teoría de los valores.
En Panamá se celebra la semana de los valores, promovida por el Ministerio de Educación (Meduca). Durante esos días, hay expresiones que adquieren relevancia en la palestra: valores y disvalores. Disfunción social. Predominio de antivalores.
Los valores fundamentales que promueve el Meduca son: amistad, amor, civismo, honradez, generosidad, justicia, paz, libertad, responsabilidad, tolerancia y solidaridad.
José Audía, asistente administrativo de esa institución, indica que hay 54 tipos de actividades en las escuelas para promover esta lista de valores: sociodramas, afiches, charlas, murales, conferencias, actividades en que se integran estudiantes, padres de familia, educadores e iglesias que conjugan esfuerzos para promoverlos. Para Audía, el valor fundamental es el amor.
José Alberto Álvarez, ex presidente del Colegio Nacional de Abogados y del Tribunal de Honor del mismo, señala que los valores son normas de conducta que regulan el comportamiento humano. El hogar forma un papel importante y fundamental en la promoción de los valores.
“Lo aprendido en casa se proyecta en la sociedad. Es una vacuna contra el juega vivo, contra algunos hábitos sociales. Los valores familiares se reflejan en el entorno, en el país”, señala.
Los diferentes gremios que hay en la sociedad panameña deben promover códigos de conducta profesional para sus miembros. Si ya los hay, se deben poner en práctica. Médicos, abogados, periodistas, educadores, trabajadores, funcionarios públicos. Si los ciudadanos practican los valores positivos, estos se insertan en la sociedad, para lograr la buena educación, dice Álvarez. Educación, agrega el abogado, que nace en la familia y que luego se debe cimentar en la escuela.
JUVENTUD
Por otro lado, la doctora Rosa María Britton, afirma que en algunos jóvenes no existe el valor de la verdad, ni del impulso al trabajo. No aceptan la responsabilidad de sus actos, muchas veces, porque sus padres les inducen a mentir, a ser irresponsables, afirma la también escritora.
Niños que matan, que atropellan a otros en la calle y son protegidos por sus padres. “Una juez que protege a su hija que ha cometido un acto delictivo debería ser botada de su trabajo por encubrir un delito”, opina Britton.
Los jóvenes salen a las calles portando armas para exigir derechos. ¿Cumplen ellos con sus deberes?, pregunta.
La palabra “deber” se ha olvidado en Panamá. Los padres también se han olvidado de decir “no” a sus hijos. Son padres que no ayudan a mejorar el entorno escolar. Padres que no quieren que nadie toque a sus hijos, que nadie los regañe y que le restan autoridad a los docentes. Padres agresivos. Hay una disfunción absoluta en la sociedad, según la doctora. Hay que preguntarle al joven: ¿Qué puedes hacer por tu país? Hay que retomar la enseñanza de la cívica y de la moral, concluye Britton.
El sociólogo Marco Gandásegui tiene una proyección diferente del problema. “Todo lo que creemos constituyen nuestros valores. Creemos o no creemos en Dios. Creo o no creo que debe dársele una educación a mis hijos; eso es valor”.

