El Casco Viejo cobra vida a través de la danza. Más de 3 mil personas fueron testigos de las diferentes expresiones artísticas que durante cinco días ocuparon los espacios abiertos del barrio.
Iguandili López, bailarina del Taller Arte Guiled (Panamá) y su acompañante Diguar Sapi hicieron un despliegue de una coreografía que representaba un arma de lucha para conservar sus costumbres y tradiciones.
Para ella haber sido invitada a sobreSaltos, I Festival de Danza Contemporánea en Paisajes Urbanos de Panamá fue una tremenda oportunidad para "compartir lo que somos y lo que hacemos con un público que no tiene acceso a los teatros ni otros lugares culturales".
Su experiencia fue más allá. En sus ojos habita la satisfacción de ser parte de un festival que aglutinó destacadas figuras de la danza de Europa y Latinoamérica.
Este espectáculo de danza que se tomó los rincones del Casco Viejo resultó una novedad. Hubo público de diferentes partes del país y una fuerte presencia de extranjeros, quienes se movían de aquí para allá tras el rastro de las diversas presentaciones.
López durante el festival hizo dos coreografías, que retoman las simbologías de la cultura kuna: la muerte, la vida, la relación del hombre y la mujer con el contacto de la madre tierra.
Como exponente de la etnia kuna está convencida de que su deber es impulsar sus tradiciones, porque su cultura al igual que la de otros pueblos indígenas están en un inminente peligro de desaparecer.
Aunque apenas unos meses han tenido un espacio propio alternativo para explotar las diferentes disciplinas y llegarle a la población infantil y en especial al sector indígena, el Taller Arte Guiled (danzar en kuna) desde hace más de 15 años ha luchado para compartir sus raíces históricas.
El festival además dio paso a la compañía de Venezuela, six son 6, que puso al público a reír a través de "Juanita Bonita" (dúo), una pieza que explora a través de la sátira, los intrincados y hasta ridículos caminos que recorren la pareja cuando de amor se trata.

