Aunque se han registrado ejemplos en tercera dimensión (3-D) con cintas como The Polar Express (2004) y Bolt (2008), es el 2009 el año para esta modalidad.
La cinta de DreamWorks Monsters vs. Aliens fue el primer gran proyecto de Hollywood en esta tendencia para el 2009, y este estudio anunció que todos sus títulos familiares, a partir del otro año, se harán tanto en dos como en tres dimensiones.
Por su parte, Walt Disney confirmó que en el período entre 2009 y 2010 estrenará 11 largometrajes en 3-D y tiene previsto seis para 2011.
Títulos, recientemente, presentados en 3-D han sido: Up (Disney/Pixar), Coraline (que unió el slow motion o cámara lenta con el 3-D) y Ice Age: Dawn of the Dinosaurs (Fox).
Este año se brindarán otros dos golpes a favor de este formato: A Christmas Carol (se estrenará en noviembre), de Robert Zemeckis, y Avatar (diciembre), de James Cameron.
Tim Burton ofrecerá en 2010 su Alicia en el país de las maravillas en 3-D y Steven Spielberg hará lo propio con Las aventuras de Tintín (2011). En tanto, George Lucas evalúa pasar su saga de La guerra de las galaxias.
También se ha dado el caso de películas en 2-D que se reconvierten. Toy Story I y II se reestrenarán en 3-D en octubre venidero como una forma de publicitar la tercera entrega de los adorables muñecos, pensada íntegramente en 3-D y que será estrenada el 18 de junio de 2010.
Suena sencillo decir que se hará tal cantidad de estrenos, pues según la revista Time, producir en Hollywood películas en 3-D trae un gasto extra. Se estima que se requiere de una inversión entre 10 y 20 millones de dólares más que hacer un título en 2-D.
La producción y el alto valor de los proyectores son dos de las razones por las cuales una entrada al cine para ver esta clase de producciones es entre 30% y 40% más caro, que una cinta tradicional.
