REALIZÓ UNA GRAN OBRA. UN EJEMPLO DIGNO DE IMITAR.

William Crawford Gorgas

William Crawford Gorgas
William Crawford Gorgas

Gorgas nació el 3 de octubre de 1854 y murió el 3 de julio de 1920. Si alguna vez se hiciese, como ya se debió hacer, una encuesta donde se preguntara quiénes han sido los hombres que más bien le han hecho a nuestro país, a nuestro personaje de hoy, una mención especial nadie se la podría negar.

Cuando joven, pero ya médico, fue contagiado de fiebre amarilla, algo que también padeció la que más tarde sería su futura esposa. Eso le proporcionó inmunidad, es decir, que ya no podía adquirir una nueva infección de esa enfermedad.

En cambio la malaria, para los que no lo sepan, sí puede repetir.

Estuvo en Cuba, donde aquellas dos enfermedades transmitidas por picaduras de mosquitos fueron una enorme catástrofe para los médicos militares y sanitarios, quienes afortunadamente hicieron varios descubrimientos con los cuales pudieron acabar con la epidemia en Cuba y, más tarde, con la de Panamá.

Y Gorgas, gracias a su voluntad y espíritu de sacrificio, también supo vencer. Pero... ¡qué paradoja!, en sus comienzos también negaba que los mosquitos fueran los transmisores. Eran los tiempos en que se pensaba que los vapores llamados miasmas y los fómitos que producía la suciedad eran los responsables de la enfermedad.

Después, cuando se convenció cuál era la realidad, tuvo valiente y heroicamente que soportar las críticas de los políticos, los que no faltan siempre y que en este caso, cosa más absurda, se opusieron a que en las primeras comisiones directoras de la Comisión del Canal se nombraran médicos o decían que se estaba gastando mucho dinero en eliminar los mosquitos.

Convencido de que eran los transmisores del gran enemigo, dedicó todos los esfuerzos para buscar los medios a fin de eliminarlos. Los franceses, como sabemos, fueron los primeros en intentar, pero inútilmente la construcción del Canal. Ellos se encontraron con dos enemigos enormes: los derrumbes constantes y un porcentaje de muertos altísimo entre el personal que aquí vino a trabajar. Y comenzó Gorgas a fumigar diariamente todas las viviendas de los pueblos que irían a quedar a la orilla del Canal, más las situadas en las ciudades terminales de Panamá y Colón.

A estas alturas no debemos olvidar que Gorgas no fue un descubridor; otros científicos se encargaron de los descubrimientos, pero este a su debido tiempo los supo aplicar. Como las hembras de los mosquitos eran las causantes de la funesta labor, ellas ponían sus huevos sobre las aguas estancadas. Gorgas las hizo cubrir de petróleo para matarlas, cubrió todas las ventanas y puertas de las casas con telas metálicas que impedían el ingreso de los ya mencionados mosquitos.

Posteriormente, hizo construir las acequias para que el agua llegara hasta las alcantarillas, construyó acueductos, pavimentó las calles. Y Panamá se convirtió en un modelo saludable para poder vivir. Es por ello que a Gorgas y a sus compañeros los debemos eternamente recordar.

Textos: Harry Castro StanziolaFotografías: Ricardo López AriasComentarios: vivir@prensa.com

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