Emocionado por brindar sus primeros dos conciertos en Panamá –el próximo sábado 12 y domingo 13 de febrero en las Ruinas de Panamá La Vieja –, el pianista griego Yiànnis Hrysomàllis, de 56 años, conversó vía telefónica con este diario la semana pasada, y respondió preguntas sobre su más reciente tour “Yanni Voices”, su vida y sus sueños.
¿Dónde se encuentra ahora mismo?
Ahora mismo estoy en mi casa, ubicada en el sur de la Florida, EU.
¿Qué hacía 30 minutos antes de que lo llamara?
Estaba tomándome una taza de café mientras contemplaba el océano y esperaba la llamada de la periodista Rella, de Panamá, quien me haría una entrevista (risas).
Su último proyecto musical fue Voices, en compañía de otros cantantes. Este martes 8 salió al mercado su más reciente álbum Truth of touch, ¿qué se puede esperar de él?
Me divertí bastante componiéndolo, es uno de mis álbumes favoritos. Cuando lo compuse, lo hice porque sentí el impulso para hacerlo. Había viajado bastante y no había producido un álbum fresco de Yanni. Tenía muchas cosas adentro de mí que quería compartir, así que las canciones iban surgiendo sin esfuerzo. Experimenté con muchos nuevos sonidos (...) Este álbum se escapa de mi sonido tradicional.
Describa su estilo musical.
Siempre he tenido problemas al hacerlo... Yo no hago música clásica, rock & roll, jazz o música oriental, mediterránea, griega o española. Todas esas influencias están en mi música. Siempre he tenido mi mente abierta para escuchar diferentes tipos de música, y eso influye en mi creatividad cuando compongo. Cuando me dedico a componer, no pienso ‘voy a hacer una canción de música clásica o de new age’; yo solo expreso mi emoción.
Imagino que usted toca el piano todos los días.
No toco todos los días; creo que la gente se sorprenderá al saber que no practico tanto. La repetición no es algo bueno para mí. El piano es mi instrumento favorito para componer, pero la mayor parte del tiempo que compongo no toco el piano, sino que escucho las ideas musicales que están en mi mente. Eso es más poderoso, porque no te estás limitando a la habilidad que tengas tocando el piano con las dos manos, sino que lo tocas con tu pensamiento.
Al componer, acostumbro dejar la mente en blanco para escuchar pasajes complicados de música: ¡los toco en mi mente como si esta fuese una grabadora! Puedo decirte que esa es una habilidad que he desarrollado a través de los años.
Usted no tiene una formación académica musical, ¿ha necesitado alguna vez aprender a escribir o leer música?
No, eso es completamente innecesario. Yo empecé a tocar cuando era muy joven, y puedo decir que desarrollé una habilidad que en música se llama “oído perfecto”. Cuando escucho una pieza musical, sé cuáles son las notas y acordes que están sonando; es una canción que me habla en palabras.
Cuando escucho música, no escucho solo que un tono está más arriba que otro, sino que sé exactamente en qué escala está la canción o qué notas tiene.
La verdad del asunto es que yo he pasado la mayor parte de mi tiempo pensando en música, por lo tanto, mi habilidad de escuchar música y mi memoria se han desarrollado a lo largo de los años... Cuando se me ocurre la idea de una canción nueva, la guardo en mi mente y no se me olvida. ¿Sabes? Otras cosas de la vida como recordar qué hice hace un par de días, ¡no logro recordarlas! Pero si se trata de piezas complicadas que compuse hace tres meses, sí las recuerdo con facilidad.
Usted es un gran fenómeno en la industria musical, ¿qué piensa del éxito que ha ganado a lo largo de estos años?
Estoy muy sorprendido y agradecido. Estoy sorprendido de que un pequeño niño de Kalamata, Grecia, pudiera hacer música. Yo nunca me empeñé en componer canciones que vendieran o que le gustaran a la gente; yo componía y grababa lo que a mí me gustaba. Es importante ser honesto, y yo quería hacerlo expresándolo. Ya sea pintor, escritor o músico: el sueño de todo artista es que pueda hacer su trabajo incondicionalmente de la manera que él prefiera y que tenga una audiencia que lo siga. Por eso, estoy muy agradecido.
Usted ha viajado por todo el mundo y ha tocado en monumentos icónicos como el Taj Mahal (India), la Acrópolis (Grecia) y la Ciudad Prohibida (China). ¿Qué piensa de estas experiencias?
El Taj Mahal, la Acrópolis y la Ciudad Prohibida fueron para mí sitios de ensueño. Fue complicado planificar esos conciertos, hubo muchos riesgos. Sin embargo, todo comienza como un sueño, y en cada show tomó unos dos o tres años prepararse. Yo no cambiaría nada. La emoción y el sentimiento de tocar en estos lugares fue algo espectacular. A ti no te pueden hablar de eso... Tienes que vivirlo. Estoy muy agradecido con la vida, por permitirme hacer esos conciertos.
¿Qué ha sido lo más loco que le ha dicho una fanática?
(Risas) En verdad, me han dicho muchas cosas locas, pero la verdadera historia que debe ser contada es que muchos fanáticos me han tocado el corazón, y hasta me han hecho llorar al decirme que han usado mi música para tratar de aliviar el dolor que causa la quimioterapia para soportar el cáncer. Otros me han dicho que me escuchan para tratar de superar la pérdida de un ser querido... Eso es lo que me gusta recordar. ¿La locura? En verdad, no sé, no me importa.
¿Por qué estudió psicología? ¿Qué opina de la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud?
Bueno, yo empecé a estudiar psicología porque quería entender cuál es la naturaleza humana, y fui a una muy buena escuela en la Universidad de Minnesota, EU. Sin embargo, a mí no me interesaba tanto sentarme y escuchar los problemas de las personas; me interesaba más bien la teoría. He leído muchos libros de Freud. Parte de su propuesta tenía mucho sentido en el momento que la creó, pero varios aspectos que él plasmó tenían mucho que ver con la sociedad de esa época. Por ende, hay muchos aspectos que ahora no se pueden aplicar.
Ahora mismo usted está soltero. Uno podría decir que está casado con la música. ¿Ha sido un buen matrimonio?
No lo llamaría un matrimonio; yo diría que soy músico, la música son muchas cosas para mí. Cuando dicto conferencias en universidades o colegios, suelo decir que si uno aprende cualquiera forma de arte, este será tu amigo para toda la vida y siempre estará ahí. Esa satisfacción que siento cuando voy a mi estudio a grabar nunca ha disminuido; es más, ha ido aumentando con el tiempo, por ende, lo haré hasta el final de mi vida.

