Tomemos en consideración que el área de la ciudad que hoy nos ocupa, Albrook, era conocida originalmente, como el Balboa Fill Landing Field (algo así como el campo relleno de aterrizaje de Balboa, en español) y que fue, a raíz de la muerte como consecuencia de lesiones sufridas en un accidente, no sabemos si aéreo o terrestre, sufrido en el mes de septiembre de 1924, por el teniente primero de las fuerzas armadas Frank P. Albrook, cuando se le dio su nombre al sitio en cuestión.
Y ya que dicho lugar ha vuelto a ser de nuestra propiedad y sobre todo muy bien aprovechado, no comprendemos por qué durante el traspaso de nuestros bienes al país (ahora ya es tarde), no se aprovechó el momento para dejar en paz al Sr. Albrook y no se le cambió el nombre al tal Albrook Field, algo así como se hizo con el Monte Esperanza por Mount Hope en Colón, o Puente de las Américas, en vez de puente Thatcher, o edificio de la administración, en lugar de Administration building, o muelle número tal, en vez de pier number tal, o tantos otros ejemplos más.
En fin, que con esos cambios nuestro idioma, que ya se encuentra en vías de extinción, hubiera podido revivir. Y que quede clara constancia que esto no constituye una crítica a los actuales administradores de todo ese lugar y que comprendemos que hoy es difícil (pero no imposible) cambiar lo que ya es costumbre. No dejará de ser una lástima que otro nombre en nuestro idioma hubiese calado mejor.
Y pensar que tenemos nombres tan bellos que es una pena desaprovecharlos. Por lo demás, si esta idea con el tiempo llega a hacer aceptada tampoco lo vayan a bautizar con el apellido de algunos ciertos políticos que nunca han hecho nada para merecer ese honor. Pero terminemos este aspecto y sigamos con la historia de tan famoso y útil lugar.
El sitio que nos ocupa estaba formado originalmente por enormes pantanos, que hasta mareas tenían, y es que estamos hablando de antes de la construcción del Canal.
Albrook después pasó a ser parte, por cambios naturales, del estuario del desaparecido Río Grande. En ese mismo lugar también fluían los ríos María Sala (no María Salas, así aparece, sin s) y Curundú.
El lugar era entre otras cosas famoso por la abundancia de caimanes que para entonces se encontraban allí.
La línea del ferrocarril de Panamá-Colón cruzaba sobre los pantanos (en parte rellenos), que durante la construcción del canal fueron removidas.
En 1927, se iniciaron los estudios para transformar y hacer apropiado uso de toda aquella área, pero a causa de los altos costos calculados, se elaboraron otros planes que como exigían la remoción del camino Gaillard (otro nombre también reemplazado) necesitó otro y definitivo estudio más. Tanto el río Curundú como una carretera que también existía fueron también desviados.
El primer plan tenía un costo de 4 millones 760 mil 580 dólares y el otro, casi un millón menos.
Todo el trabajo fue bastante complicado pero de allí surgió el aeródromo o aeropuerto que también servía a Panamá, así como a la aviación civil y a la de guerra estadounidense.
Durante la Segunda Guerra Mundial se construyeron barracas para alojar a más de 700 hombres y la terminal aérea más movimiento no pudo tener.
Todavía nos quedan muchos datos más en el tintero pero terminemos diciendo que al fin toda la obra mencionada terminó costando 5 millones 925 mil 340 dólares.
Doña María Eugenia Berbey, quien trabaja en el centro comercial ahora instalado en Albrook, muy atentamente nos dio todos los datos que le pedimos acerca del conjunto de almacenes y de los varios negocios que cada día aumentan más en esa área de la ciudad. Muchas gracias.
Diariamente entran o salen 200 mil personas por la terminal terrestre. El Centro Comercial se está ampliando y pronto los 300 negocios serán por lo menos 100 más.
No es a nosotros a quienes nos toca decidir lo del antiguo nombre en inglés, que se sigue utilizando. El lugar ha sido tan bien aprovechado, que llámese como se llame la muchedumbre lo seguirá visitando, no perderá su creciente productividad, ya que más de un millón 200 mil personas pasan mensualmente por el lugar.
Mas, como somos muy tercos, Maxi, Super, Poli o Gran Centro Comercial de Curundú (uno de los nombres originales del lugar tampoco le hubiese caído mal). En todo caso éxitos y felicitaciones por la idea tan original.
Textos: Harry Castro StanziolaFotografías: Ricardo López AriasComentarios a: vivir+@prensa.com

