INICIATIVA DIGITAL EXTRAE LO MEJOR DE UN BARRIO OLVIDADO

La cara feliz de Coco Solo

La  cara feliz de Coco Solo
La cara feliz de Coco Solo

Cuando alguien extraño llega con una cámara a Coco Solo, Colón, el lente suele enfocar las aguas servidas, la basura que abunda y el chico de cuerpo tatuado y llamativo lenguaje.

Pero ahora, una película está tratando de cambiar aquel panorama, haciendo un “ruido positivo”. Se trata del cortometraje A Spring Wedding (La boda de primavera), realizado por niños y jóvenes residentes en Coco Solo.



El proyecto

La película surgió de una iniciativa de tres universitarios estadounidenses provenientes del Middlebury Institute of International Studies at Monterey con sede en California, Estados Unidos. Ellos son Anna Santos y Katie Barthelow, educadoras especialistas en tecnologías y codirectoras de un proyecto intercultural de cuentos digitales, y Pedro Bitar, especialista en cine y multimedia.

Barthelow ya conocía Panamá. Ejerció como profesora de inglés en 2012 en el Instituto Urracá de Santiago, Veraguas.



Ahora buscaba desarrollar un taller de narración o cuentacuentos audiovisual en la zona de Coco Solo, una comunidad asentada en una vieja estación naval estadounidense en el Atlántico, devuelta a la administración panameña con la reversión del Canal.

El material era para su espacio de cuentos digitales y empezaron a trabajar a principios de año.



Coco Solo es un conjunto de estructuras abandonadas que cumplieron una función militar y luego sirvieron de refugio a damnificados de diversos siniestros, quienes con el paso del tiempo adoptaron el sitio temporal como hogar definitivo.

La  cara feliz de Coco Solo
La cara feliz de Coco Solo

Las estructuras carecen de los servicios básicos como sanitarios y allí, en medio de las dificultades, violencia y pobreza, han ido creciendo las nuevas generaciones.



Santos y Barthelow se apoyaron en la Fundación Cambio Creativo, dirigida por Michael Brown, la cual intenta cambiar el rumbo de los niños en zonas de riesgo.

Con su ayuda se adentraron al lugar, Coco Solo, el mismo al que los taxistas en el centro de Colón se negaban a llevarlos, por tener un fama de ser una “zona roja” o “de peligro”.

La  cara feliz de Coco Solo
La cara feliz de Coco Solo



La ejecución

“Para el proyecto no queríamos centrarnos en lo negativo, de lo que ya se ha contado suficiente”, recuerda Santos. “Queríamos una historia feliz y le pedimos a los niños y jóvenes que crearan una desde su imaginación”, cuenta Barthelow. “Un grupo de 30 niños y jóvenes se dividió por actividades; algunos decidieron no salir en la película y prefirieron dedicarse a la utilería o preparación de los espacios donde se iban a presentar las escenas. Otros quedaron contentos con un personaje dentro de la narración”, explican las docentes.

La edad de la juventud participante oscilaba entre los 7 y 16 años. “Todos fueron muy colaboradores, no nos sentimos en peligro en ningún momento y, por el contrario, recibimos mucho cariño durante las dos semanas que estuvimos desarrollando el taller. El grupo de niños, incluidos los padres, nos acompañaban hasta afuera, a la carretera, a tomar el transporte”, relata Santos.

Tardaron siete días en escoger la historia de entre las propuestas nacidas de la creatividad de los niños y jóvenes. Luego escribieron el cuento y el guión; eligieron los escenarios y designaron los papeles de los protagonistas o personajes de la trama. La historia debía cumplir con elementos clave como introducción, el conflicto y desenlace. En tres días se hizo la filmación.



El resultado final del taller se recoge en el cortometraje disponible en la dirección https://storytellingcocosolo.com/project/ y ha sido presentado en dos eventos de carácter educativo en el campus del Middlebury Institute of International Studies at Monterey.

Quienes lo han visto en Estados Unidos también pueden percatarse del estado en que se encuentra el sitio donde nació el senador de Arizona, John McCain, excandidato por el Partido Republicano a la Presidencia de Estados Unidos en 2008.



Después de proyectar el cortometraje, algunas personas “se sentían sorprendidas de la fuerte personalidad de los niños y jóvenes”, recuerda Santos, entre las frases que oyó después de presentar su trabajo colaborativo, que mostró otro ángulo de la realidad en Coco Solo.

La  cara feliz de Coco Solo
La cara feliz de Coco Solo

Larga espera de nuevo techo

En la comunidad de Coco Solo viven 289 familias, según las estadísticas que han reportado las entidades gubernamentales. Sus hogares antes estaban situados en el centro de la ciudad de Colón, pero por las malas condiciones de las estructuras, en algunos casos, o como consecuencia de varios siniestros, fueron reubicados en Coco Solo de forma paulatina, pero el sitio, denominado como albergue, carece de condiciones adecuadas.


Cinco gobiernos han pasado y todos les han prometido a los damnificados que conviven en esta área una vivienda digna.


Al respecto, un plan entregaría cerca de 300 casas en Buena Vista, Colón, a los residentes de Coco Solo, pero hasta el momento solo se han entregado 84 viviendas.

Sin embargo, la construcción del resto de las casas se ha retrasado por diversas dificultades. Se espera que este año, los damnificados de Coco Solo reciban finalmente sus nuevos hogares.


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