Aunque para el gastrónomo de a pie, es bastante picante, entre los mero machos coinciden en que el chile jalapeño es, entre los chiles, el más bondadoso.
Cuando verdes son de un lindo color jade brillante a oscuro; y al madurar, rojo bombero. Tienen la punta redondeada y miden aproximadamente de 2.5 a 3.5 centímetros, con un diámetro de 1.5 a 2 centímetros.
El jalapeño es un gran favorito de los chefs debido a que su textura, que es dura, permite desemillarlo y desvenarlo con mucha facilidad, y como sabes, las venas y la semillas son las que pican y hacen “pagar impuesto de exportación”, si me explico.
La carne del jalapeño pica un poquito, pero no mata (y tampoco engorda).
Otra ventaja del jalapeño (fresco) es que es del tamaño perfecto para utilizar como pasabocas, ya que se puede rellenar de diversas cosas. Los mexicanos, además de integrarlos al pico de gallo, acostumbran a rellenarlos de queso crema y muchos restaurantes aquí venden los famosos “jalapeño poppers” que son jalapeños rellenos de queso y luego rebozados y fritos. También los he probado en un restaurante chino de Tijuana, donde el relleno era de camarones, como el de los dim sam. Francamente deliciosos.
Los jalapeños encurtidos (de frasco o lata) tienen un sabor más suave y muchos restaurantes los añaden a sus nachos, etc. También se elaboran mortadelas y quesos americanos o “Monterrey Jack” con jalapeños.
En Estados Unidos y en muchas franquicias gringas o restaurantes de hamburguesas sirven jalapeños en emparedados (Rock Burger, los ofrecen en la barra de condimentos para sus hamburguesas, por ejemplo).
Y los jalapeños frescos se pueden encontrar en los mercados de vegetales. Si quieres congelar jalapeños, primero hay que hervirlos por unos minutos. Refrigera los jalapeños encurtidos; si son de lata, pásalos a un frasco.
VEA ¿Qué es un chile chipotle?

