La institución educativa que hoy les presentamos, a pesar de ser una de las más recientes fundadas ha conseguido ser de las de mayor trascendencia para la ciudad de Colón, en la cual quedó instalada y en donde los centros educativos no se deben, en ningún momento, descuidar ni en su aspecto espiritual ni en lo material.
Refiere la publicación de la cual ya les mencionamos que el colegio abarcaba dos grandes secciones o departamentos, uno académico y otro vocacional, por los menos en sus inicios.
Ojalá que haya continuado así, tan solo constituye un sólo organismo en total, una sola dirección y un solo cuerpo de profesores y una sola sección administrativa.
Como siempre ha sucedido con la ciudad atlántica, pasaron 40 años de nuestra vida republicana y el puerto más importante de esta nación no contaba con el sitio adecuado para brindar conocimientos a su joven población.
Nuestro amigo y paciente, el profesor José María Guardia Vega, fue su primer director.
Originalmente eran 250 estudiantes y tan solo una decena de profesores su bagaje humano. Con el tiempo, afortunadamente, se le fue añadiendo lo necesario para suplir ciertas necesidades.
Los profesores Manuel de Jesús Pereira y Carlos M. Gallegos fueron otros de sus iniciales directores. Nos excusarán que esa histórica lista no se las proporcionemos completa.
En 1942 sólo se graduaron 15 peritos en estudios de comercio.
Hoy, miles de estudiantes y centenares de profesores acuden allí con el fin de recibir o impartir conocimientos de parte de los encargados de esas importantísimas labores.
Recordemos además que en sus comienzos la institución citada fue creada como un primer ciclo secundario.
No habían pasado los primeros cinco años de su iniciación cuando tuvieron que construir dos pabellones más, ya tenía también talleres para la enseñanza, biblioteca, gimnasio. Mas, todavía se necesitaban mayores aditamentos.
Mientras residíamos y ejercíamos en Colón, la mayor parte del tiempo nos tocó tener actividades conjuntas organizadas por uno de sus directores Víctor Dosman, con Ginés Sánchez Bolívar como subdirector.
La graduación de 1948 lanzó al mercado laboral a 15 peritos en comercio, que, como era de esperarse estos muy rápidamente fueron aumentando.
Naturalmente que un colegio que crece y crece en su población de manera constante va aumentando sus deficiencias en diversos aspectos.
A pesar de que han nacido otros centros de enseñanza, el Abel Bravo fue la semilla y por eso deberá seguir creciendo y transformándose, a fin de que nunca pierda su importancia capital.
