Vale en lingüística la premisa de que lo escrito o lo dicho tiene preeminencia sobre aquello que se quiso decir. Hay un uso de la coma que explica o limita la extensión del sujeto, del complemento directo o, en general, del sustantivo.
Emplearla o prescindir de ella le da al texto un sentido diferente que podría comprometer a quien afirma, declara o escribe. “Se construyeron kioscos para los agricultores, que no tenían dónde guardar sus productos”.
(Se afirma que todos los agricultores carecían de un lugar para guardar sus productos. Los kioscos construidos son para todos). En cambio, sin la coma se afirma que hay algunos agricultores que tienen dónde guardar sus productos y hay otros que no. Los kioscos, en consecuencia, son solamente para los que no tienen.
Así, esta importante coma puede comprometer el sentido de lo expresado, aun en situaciones más delicadas. Colocarla supone la inclusión de todos. Su ausencia hace referencia a una parte del sustantivo. “Premiarán a los estudiantes, que tuvieron excelente participación”.
“Les cobrarán impuestos a los residentes, que tienen diez años de vivir en el lugar”. Otras veces, su ausencia es inadmisible: “Se dedica a estudiar la paremiología, que trata de los refranes”. “Le gusta mucho el mijo, que es un cereal”.