OPINIÓN Históricamente, los médicos nos hemos concentrado en cambiar los factores de riesgo clásicos de enfermedad cardiovascular como el tabaquismo, hipertensión, obesidad, colesterol y diabetes.
Sin embargo estudios recientes indican que esos factores pueden ser los responsables de entre el 75% al 90% de los infartos; y ¿el otro 10% a 25%, qué? ¿Cuáles son los factores que actúan para explicar esos otros infartos? Se han identificado algunos factores que pueden jugar un papel importante en la aparición de estos problemas, como son anomalías genéticas, marcadores de inflamación, proteína C-Reactiva, Fosfolipasa A2 asociada a lipoproteína, y algunas partículas de las lipoproteínas y del colesterol.
Aún con todo esto no podemos olvidarnos de los elementos emocionales, ya viejos conocidos, en el desarrollo de enfermedad cardiovascular y el pronóstico de los pacientes con enfermedad coronaria.
La importancia de estos factores ha recibido mucha atención últimamente, en particular el patrón de conducta conocido como personalidad Tipo-A y la depresión, rabia/hostilidad, estrés emocional y pobre soporte social (familia o amigos).
En varios estudios clínicos, los individuos con personalidad tipo A han mostrado el doble de riesgo de eventos cardiovasculares, comparados con los individuos con personalidad tipo B. No todos los aspectos de la personalidad tipo A son malos, algunos componentes, como la hostilidad, se relacionan con ateroesclerosis y sus consecuencias. El riesgo de tener un infarto al miocardio es 2.3 veces más probable en el período de 2 horas después de un episodio de rabia.
