Que si la falta de tiempo, los compromisos sociales, el trabajo, los exámenes finales. Todas estas son excusas perfectas para no hacer ejercicio o para abandonarlo. No importa si se practica en un gimnasio o en el parque cerca de la casa.
Aunque la mayoría de las personas empieza una rutina de ejercicios muy animada, ya sea para buscar salud o verse bien, suelen desanimarse en poco tiempo.
La entrenadora física María Medina dice que ha visto casos de personas que pagan el mes, van el primer día y no vuelven más.
La psicóloga Gisselle Adames cuenta que los factores que merman el entusiasmo por hacer ejercicio van desde la ubicación del lugar donde se practica hasta el aspecto financiero, pero estas desmotivaciones aparecen generalmente cuando hay una falta de organización y planificación.
"Hay que establecer propósitos escalonados y progresivos, que impliquen compromisos sobre los cuales se mantiene un control. Al tratar de abarcar todo de golpe, simplemente se deja abierta la oportunidad a desmotivarse", dice Adames.
Las personas deben establecer metas reales. "Quieren conseguir un cuerpo atlético en un mes, cuando lo descuidan por años", dice Medina. "Una rutina de ejercicios exige disciplina y sacrificios. Cuando la gente nota que tiene que restringir sus salidas para descansar del ejercicio o dejar de beber o comer en exceso, se echan para atrás", agrega.
También hay casos de personas que ni siquiera hacen el intento de hacer ejercicio porque se sienten intimidadas.
"Intimida el hecho de asistir al gimnasio, por ejemplo, y no encontrar la proporción esperada de damas o caballeros, o un grupo de edad X", cuenta Adames. "También se intimidan porque se ven rodeados de personas en tan buena forma que la comparación resulta penosa". Medina agrega que la ropa también puede ser un impedimento, pero señala "el gimnasio no es para gente fashion o solo gente que ya está en forma, sino para quien necesite hacer ejercicio".

