Por cada mes que los astronautas pasan en el espacio, el cuerpo pierde el 10% de masa muscular y el 1% de la ósea. Además, la cara se les hincha porque el sistema circulatorio no tiene que hacer frente a la gravedad y llega mayor volumen de sangre a la cabeza.
En la Estación Espacial Internacional (ISS) no hay refrigerador ni congelador. Los alimentos se conservan deshidratados.
En la ISS se recicla el 90% de la orina de los tripulantes. Sólo hay un inodoro en todo el complejo, con entradas adaptadas a ambos sexos. Las heces— al igual que la orina, aspiradas por una bomba de succión— van a parar a un depósito para su conversión en abono o envío a la Tierra.
El agua es el bien más escaso en la ISS. Para asearse, los astronautas utilizan toallitas higiénicas.
Desde hace dos años, la NASA ha sustituido el pan por tortitas mexicanas. Ocupa menos espacio y se estropea menos.
Los astronautas de la Estación se cambian de ropa interior un día sí y otro no. Los calcetines polares deben durarles limpios un mes. Los astronautas realizan tres comidas diarias. Las pueden condimentar con ketchup y mayonesa. Si quieren sal o pimienta debe ser en formato líquido.
