El pedir disculpas quizá sea algo difícil para muchos, pero el hacerlo es un acto de educación y respeto.
El escritor estadounidense John Kador, en su libro Disculpa Efectiva, explica que pedir disculpas es una de las habilidades sociales más complejas que debe aprender el ser humano.
Requiere manejar una serie de conductas de “orden superior”, como la capacidad de empatizar, la humildad, el arrepentimiento y la compensación por el daño, agrega Kador.
Por su parte, la psicóloga Maybet Pérez señala que las disculpas tienen un valor significativo, tanto para la persona que las recibe, como para aquel que pide perdón.
Hay que disculparse siempre que se cause un malestar a alguien, dice la psicóloga Lourdes Vega.
La realidad es que este acto se practica muy poco, algunos individuos cuando cometen errores ven las cosas como si no pasara nada y todo lo dejan así, comenta.
Y esto se debe hacer no solo porque es parte de la buena educación de cualquiera, sino porque es parte necesaria de una sana convivencia social, explica.
Esto demuestra que “no somos perfectos, que podemos equivocarnos, y que el hecho de disculparnos no nos hace menos personas, al contrario, nos engrandece”, subraya.
Esta práctica necesaria enseña el respeto hacia los demás y la necesidad de admitir los errores y, lo mejor de todo, es poder corregirlos lo más pronto posible, añade la experta Maybet Pérez.

